jueves, junio 29, 2006

La Psicología de Fulanito

Y es que fulanito tiene una psicología...
Siempre que he oído esa frase me ha dado digamos, cuanto menos por sonreír. La psicología nos la otorgan nuestros años, experiencias pasadas y desde luego lo aprendido, para poder extrapolar todo ello a nuevas situaciones. Nuestros psicólogos particulares, porque todos los tenemos, son nuestros amigos, o en algún caso también un profesional al que pagamos, familiares, conocidos, contactos de msn... en fin, casi cualquiera que pueda darnos una opinión que satisfaga nuestro ansia o calme nuestra angustia.
En mi segundo post, allá por el año 2002, afú cuanto tiempo ha pasado y que poco ha llovido, ya hablaba del tema de comprarme una casa. En aquel entonces, ya soñaba yo con un bujero con piscina; leía hace un rato el post, mi manera de escribir y me sorprendo de lo aparentemente vieja que me he hecho en estos... uff cuatro años. Por esa época, escribía con k muchas cosas y no ponía ni una tilde, soñaba con emanciparme, con una casita, con un cochecito leré, con un trabajo mejor que el que entonces tenía. Soñaba con la mujer que sería en ese momento.
Hoy soy esa mujer, tengo mi casa, mi coche y un trabajo mejor que el que tenía, no pongo ni una k por una q, y orgullosa de mí estaría mi profesora de lengua al ver la cantidad de tildes que pongo, es más, hasta voy poniendo comas a derechas.
Tengo la carrera a punto de terminarla y es jueves, es decir, no es principio de semana que tanto me desmoraliza.
Orden para mi es el lugar que tiene una cosa en mi casa, otro tema es el tiempo que tarde en llegar allí, pero siento que es así, que cada cosa que entra tiene un sitio que le está esperando. Las cajas van desapareciendo, el suelo cada vez se ve más. Y sin embargo...
No como la semana pasada, pero aún noto la resistencia al cambio, esa resistencia que algunos tenemos más que otros. Parece mentira, siendo como soy un culo de mal asiento que esto sea así, pero así es. Así que y para reforzarme aún más en la idea de irme de casa de mis padres, llamé el otro día a uno de mis psicólogos particulares, afortunada soy que tengo varios, para que me aleccionara. Y cuando terminé de hablar, su respuesta fue sencilla. Lo que ocurre es que vas a cambiar tus rutinas y eso es algo que nos cuesta a todos muchísimo. Hasta que las descubras y estructures, andarás mustia, con el mono de las rutinas pasadas, desubicada, descolocada, sin disfrutar nada de lo que haces... pero igual que has hecho todo lo demás harás esto.
Y el verbo se hizo acto. Ayer fui a mi casa simplemente a estar. No como hasta ahora, que había un proyecto definido para cada momento allí pasado. He dormido, estupendamente además y he cogido el tren a mi trabajo. Y todo ha ido bien lo cual, ayuda.
La tristeza de la semana pasada, aún persiste, pero se difumina en pos de la aceptación de lo que es la vida, del cambio generacional que a todos nos toca. Todos mis psicólogos de cabecera tienen razón. Todos me han aportado cosas diferentes y a mí me queda coronar la tarta poniéndole la guinda. Gracias a ellos, a todos por vuestros ánimos y palabras de comprensión y cariño. Ayudan, de verdad.

martes, junio 20, 2006

Fracasos y cordones umbilicales.


Me voy de casa, me voy a la mía y siento que me voy a ser olvido, no he triunfado, pensé que me iría a un oasis, y así puede que sea, pero, la verdad es que siento que huyo con vergüenza. Siento que me voy al único sitio donde no pueden alcanzarme mis problemas y mis fracasos o mejor dicho, donde puedo darles la espalda, porque nadie salvo mi propia conciencia está ahí para recordármelos.

Llevo días sin aparecer por casa de mis padres, cada vez voy alargando más los fines de semana, mi madre ayer por primera vez me dijo tres días sin verte el pelo. Y le dije he estado en mi casa, ¿recuerdas? a partir de ahora las cosas van a ser así. Y me empezó a tratar como tratan las madres a las hijas que están fuera. Y de repente sentí que ya la casa de mis padres no era mi casa, que me había ido, que ya había roto el cordón umbilical y dolía.

Dolía porque sentí que ya no soy parte de la lucha, de su lucha, de mi lucha desde que tengo uso de razón. Racionalmente se que ahora es tiempo de mi lucha, desde un entorno mejor, de distanciarme de sus problemas, para sanar los mios. Pero no puedo evitarlo, son mis padres y se que no están en una buena situación. Durante años han caído sobre mis hombros más y más responsabilidades, saber que en el fondo yo cuidaba de ellos. He creido que por mi voluntad e incluso imposición, las cosas no han ido a peor. He tratado de que sean más felices, que hicieran lo que era mejor para ellos, mediando entre ambos, siempre desde mi perspectiva claro y de repente, me encuentro con que mi perspectiva es todo lo altruista del mundo, maravillosa, pero utópica y desde luego rechazada, es demasiado complicada para ellos, requiere demasiado esfuerzo.

Y de nuevo me siento fracasada. Supongo que he creído que las cosas se podrían cambiar, que si las cambiaba yo, encontraría el antídoto a mi dolor y mis miedos que vienen de tan largo, que sabría que la lucha ha tenido un sentido. Ahora solo puedo observar con estupor y parálisis que estoy equivocada o que no he sabido transmitir mis palabras, me siento cansada, deprimida, muy deprimida y veo fantasmas por todos lados. Me duele la cara y los ojos de aguantar las lágrimas y poner la sonrisa de aquí no pasa nada. Y solo quiero retirarme a llorar mi dolor, mi soledad, a recuperar fuerzas y levantarme día a día con él un poco amortiguado.

Lo peor de todo es que mi cabeza funciona y me doy cuenta de que estoy exagerando, que no va a plasmarse todo en la gran tragedia que mi imaginación me muestra, que será una aceptación paulatina de su nueva situación y de todo lo que ella traiga, que en realidad la que se desgarra soy yo y que es a mí a quien se me ha roto el sueño. Y al contemplar ese contraste me siento una inútil sin control, ¿cómo puedo sufrir tanto cuando mi cabeza rige así?.

Digo que me voy a vivir a mi casa, que me emancipo, que abandono el nido y todo el mundo bate palmas, me felicita, me auguran una felicidad que yo no atisbo y casi me da vergüenza hablar de mi dolor. ¿Por qué todo el mundo la ve menos yo?.

Hablo de ello con Pipo y me dice que tengo una crisis de ansiedad, que no tome decisiones, que me vaya a mi casita y coja un tarro de Haagen Dazs y me siento como las chicas de oro, o como Bridget Jones... hacer como hacen los personajes de ficción. Que me cuide, que me mime, que tengo todo el derecho del mundo a estar así y que es normal. Que llevo la vida luchando por un bonito sueño y que tengo que aceptar que se desvanece, que me quede con lo bueno conseguido, que no es poco. Me siento fracasada. Y racionalmente hablando, se que no es así y por ello, me siento aún más fracasada.

sábado, junio 10, 2006

Pequeñas luchas, pequeñas victorias

No se que ocurre que todo el mundo anda desganado, ya no puedes leer tus blogs favoritos, como quien lee el periódico, estamos todos tan ocupados... pero eso es así o es q se ha pasado de moda lo de escribir en un blog.

En fin, yo estos dias ando sin tiempo para nada, o mejor dicho sin tiempo para tener la tranquilidad suficiente para ponerme. Pero no lo dejo y es que creo, que me hace bien. Hoy voy a hablar de las cosas que me hacen bien. De mis pequeñas luchas.

Mi padre, según mi hermano es aquella persona que le preguntan sobre el diablo y es capaz de decir algo bueno (bastante le importará al diablo dicho sea de paso). Se jubiló hace tres años y el deterioro de sus capacidades es evidente.

-- Tu padre está perdiendo mucho se está haciendo viejo a marchas forzadas
-- Es que tu padre ya no es joven Ana, va a cumplir 70 años
-- Si, pero dentro de dos años, no me fastides, ¿qué quieres mandarle ya al cuadrado?
--NO, pero afronta los hechos, pronto cumplirá 70 años.

Esto es un fragmento de una conversacion mantenida con mi hermano al respecto. Y si de mi dependiera, le sacudiría hasta que se le quitase la tontería esa de convertir a mi padre en una persona mayor. Yo creo, que te haces viejo en el momento en el que estas apunto de morir, cuando ya tienes mermadas tus condiciones, hasta el punto que ya no puedes valerte por ti mismo. Mientras, es otra etapa más, es como cuando eramos pequeños y no llegabamos al tarro de las galletas, teníamos que poner una silla ¿no?. A determinadas edades a lo mejor no podemos andar lo rápido q andamos con 20 años, pero si que podemos seguir llegando a los mismos lugares.

Me preocupa el tema del Alzheimer, una enfermedad degenerativa, según los últimos estudios es conveniente mantener la actividad cerebral a modo de profilaxis.

Mis padres andan todos los dias 6 km, ( más que yo, que vergüenza ), su dieta es mediterranea, y yo me encargo de recomendarles todos los antioxidantes que se me ocurran a modo de papaya, pimientos, brecol.. etc, etc. Pero no sabía que hacer con el puto alzheimer.

Así que un día pasando por una papelería ( me encantan ) me tropecé con los cuadernos rubio, esos que nos mandaban de pequeños para hacer cuentas y caligrafía. Y sin cortarme un pelo le compré uno a mi padre de sumar, restar, multiplicar y dividir.
Y entre que él es un bendito y yo una marimandona, he conseguido que todos los días me haga una cara de cuentas. Mi madre al principio se reía de él, pero como la envidía es mu mala, el otro día la sorprendí robandome una agenda de años atrás y que yo tenía vacía y copiando las operaciones del cuaderno y haciendolas ellas allí. (Está encantada cuando se las corrijo)

Hoy me ha dicho, Ana, yo es que cada vez escribo peor, ¿no me podrías poner unas muestras de esas de caligrafía?.
Nos hemos quedado mirando las dos en silencio y por lo bajini ha añadido, bueno pero de cuando escribes despacio.
Me he dado la vuelta he ido a la papelería y le he comprado un cuaderno de dos rayas con espiral al costado y cuaderno de caligrafía de rubio. La chica de la papelería me ha dicho en que en qué curso estaban mis hijios y le he dicho, es para unos jubilados.
Se ha emocionado tanto que me ha soltado, bueno mira si quieres te traigo libros de vacaciones santillana o parecidos, para que tengan múltiples actividades este verano.

Ayer fue el segundo viernes consecutivo que consigo ir a la piscina y cuando acabe este texto, desconectaré mis ordenadores de casa de mis padres y me los llevaré a la mía. La excusa para desapalancarme es que se supone que tengo un examen de oposición el jueves, pero es q mi madre me ha dicho, que me permite pintar su habitación, porque ella por supuesto se va a quedar con la mía, del color que quiera y decorarla como me de la gana... Puedo poner en practica un poco lo que se de Feng Shui.
La vida sigue.