miércoles, julio 26, 2006

La libertad en el Libre Albedrío

Llevo días, sin escribir y sin ganas.

Por un lado sentía que quizás habría gente que se preguntara que es de mí y por qué no escribo. Como decía Paccino en Pactar con el Diablo, la vanidad... divino pecado. Después me di cuenta, que si eso fuera así, ya habrían movido el culillo y preguntado sobre mi ausencia, si es que de verdad les hubiera interesado más allá del hábito de rastrear los blogs diariamente, como quien rastrea las novedades en el periódico del día. También es verdad, que aunque he mantenido cierta regularidad en mis escritos este último año, cosa que he descubierto con placer propio, no soy la bloguera más constante, sobre todo si tenemos en cuenta el numero de años que llevo con este blog.

Siempre me ha gustado escribir, pero mi pereza existencial, que se extiende a casi todos los ámbitos de mi vida, hace que ponerme a hacer algo me cueste un horror, aunque luego lo disfrute. Con la escritura pasa lo mismo. Si, soy compulsiva en un montón de facetas.

Esta vez me he esperado de manera consciente y voluntaria mi cita con "la pluma", porque pasan demasiadas ideas por mi cabeza, demasiado rápido, demasiadas emociones encontradas que se suceden a toda velocidad. No quería escribir así y no quiero escribir para "mi público" Y así pensaba seguir, hasta que las ideas estuvieran claras y mi post fuera coherente y aportante, al menos para mí.

Pero como hace unos días al tirar de archivo blog y leer lo de hace unos años, encontré sensaciones tan gratificantes, sobre todo al ver que si había conseguido objetivos que me parecieron imposibles en su momento, hoy escribo.

Escribo para decir-decirme que estoy confusa, que las verdades duelen joder, como duelen. Y digo verdades porque leer una descripción tuya, con todo lujo de detalles, que se repite y repite en miles como tu, que te dice que no eres única, que tus motivos son los de tantas personas que viven en el mismo entorno y experiencias que tu, y que las conclusiones a las que llegas son las mimas que ellas, duele. Ahora entiendo el concepto de libre albedrío, y el peso que tiene, sobre todo cuando te das cuenta que nunca lo tendremos, porque siempre seremos una estadística.

Sentir que alguien sabe más de ti que tu misma con unos cuantos datos es desolador, hace que los ejercicios de introspección y las conversaciones con gente que te conoce de toda la vida sean cuanto menos un adorno en el devenir de nuestras vidas.

Si, se y soy consciente de que en cuanto asuma esto, será revelador, porque entonces sí que seré realmente libre, realmente la dueña de mi vida. Tendré toda la información ahora que estoy preparada para digerirla. Aunque tal vez eso vuelva a significar que englobe la otra estadística. No importará nada, será bienvenida y seré una millonésima parte de algo, como dice el anuncio, si con ello aprendo a hacerme menos daño a mi misma y ser más feliz. Hoy estoy así, las conclusiones las escribiré cuando termine. Y como siempre y para mí, relataré mi caminar.

lunes, julio 10, 2006

Las orejas del lobo


Dicen que no aprendemos si no es a golpes o a sustos. Otro axioma.

Desde que me pasó la aventura de mi amiga ultrapija (quien por cierto redestinan a otra sucursal) decidí y cumplí subir el pisito a mi oficina a pie. Llevo 8 meses sin fumar, sin dar una calada y normalmente no tengo mono. Mi salud durante este invierno, ha sido intachable, ostras aparte. Y de verdad, de verdad de todo corazón que me gusta nadar, mucho y que si no voy más a la piscina es un problema de pelos, de pelos en un sitio o en otro. O no estoy bien depilada, o me da una pereza de la muerte el hecho de lavarme el pelo más de una vez a la semana. Sobre todo, los que conocen mi melena saben a lo que me refiero, secármelo y luchar para no parecer la pantera rosa salida de la secadora me deja agotada. Lo de ponerme el gorro y parecer un chupachups andante o que me he dejado el casco de la moto puesto para nadar, ya lo tengo medio superado, incluso, estoy aprendiendo a ponérmelo de una tacada.

Después de leer los sabios consejos de Melona y otras famosas, sexys y bien arregladas compañeras blogueras, después de gastarme una pasta en distintas cremillas que me estoy obligando a usar y sobre todo, después de empezar a pasar un tiempo considerable, comparándolo con el tiempo que dedicaba antes al tema, a atusarme, más allá de la estricta higiene personal, me ha venido Paco con la rebaja.

Desde que empecé la carrera y nadie logra explicarme muy bien por qué, ejerzo de médico de primera asistencia aficionado particular, de mi familia y de los incautos que se dejan.

Huelga decir que creo que tengo buen juicio para ello, ya que frecuentemente digo eso de "vete al médico a que te mire" como parte del tratamiento. Nunca prescribo cosas que no se vendan sin receta médica y soy una creyente a ultranza de la medicina natural, de hierbas, homeopatías y remedios caseros chinos.

Ejemplo: El otro día mi cuñada me dijo Anita que tienes para la cistitis y le dije, bueno no tengo quinolonas aquí, que es mano de santo, pero te puedes tomar una dosis masiva de píldoras de aceite esencial de ajo esta noche, algo así como 4 ó 6 pastillas. Al día siguiente me arrastró hasta el herbolario porque se encontraba mucho mejor.

También y curiosamente, desde que cambié de trabajo, hace ya casi dos años, he tomado café con una compañera, como si de una religión se tratase, bueno lo de café los últimos seis meses, que antes tomaba te.

Y todo esto viene a colación de que desde hace una temporada, depresión, por cambio de domicilio aparte, me encuentro cansada. Así que, y aprovechando que el Pisuerga pasa por Valladolid, decidí hacerme una analítica completa la semana pasada. El miércoles para ser exactos.

El viernes me dieron los resultados y como soy una listilla impenitente, los abrí para cotillear. Cual no sería mi sorpresa cuando empecé a ver signos + a la derecha de los valores normales y antes de los de referencia. El colesterol, la velocidad de sedimentación de eritrocitos, el hierro, y la hemoglobina corpuscular media, altos. Pero particularmente el colesterol, disparado. Nunca había tenido colesterol y en mi familia tampoco es un tópico Yo, que odio las salsas y los fritos, no mojo pan, me gustan las cositas a la plancha, aceite siempre limpio. Ni siquiera soy golosa... en fin, que en unas horas voy al médico a que me fría a pruebas, me haga otra analítica, y me diga que es un error... o al menos eso espero, pero desde luego me ha entrado yuyu.

También precisamente mi compañera de café es trasladada a otra sucursal y me quedo poco menos que sola, perdida, abandonada...

Me cambio de casa, ya no tengo compañera de café mañanero y evidentemente tengo que hacer más, más deporte. Ya no hay impedimento que valga, ni pelos, ni champús, Nada de nada.

Eso me pasa por no gustarme demasiado los cambios, así que, si no quiero caldo, me voy a tener que tomar tres tazas y es que le he visto las orejas al lobo.