lunes, mayo 04, 2009

UNA PAREJA


Es fácil, muy fácil dar consejos sobre como se deben hacer las cosas, oye y que planteamientos más perfectos nos salen, si haces esto, te pasará lo otro. Redondo, es redondo.Y te cuentan y te cuentan, y te hacen partícipe de sus confidencias, de cómo una vez y otra se la pegan contra la pared, como se estrellan sueños, como las palabras se disuelven en el torrente de emociones, realmente es tan difícil pensar cuando el corazón te galopa, cuando tienes miedo de perder algo, de hacerlo mal, cuando te sientes puesto a prueba y miras al abismo sabiendo que un mal paso hará que te la pegues bien pegada.


Y allí estás tú, su amiga, que de puro cínica va imaginando situaciones y respuestas que serían correctas en otra piel y te escuchan con los ojos abiertos y casi la cabeza gacha.. con algo de vergüenza porque lo que dices suena acertado a sus oídos, un “es verdad” grita en su cabeza y a continuación un “tenía que haberlo hecho así, no valgo para nada”, pero todo eso en silencio, en ese hondo silencio de quien no puede replicar porque está afligido.


Si no eres muy orgullosa no te pondrás ancha como una pelota, y veras, mucho más alla de tu ego, el sufrimiento y a veces la desesperación que pueden invadir a una persona cuando te cuenta sus penas, cuando te pide consejo, porque entiendo, dado que todos lo hacemos, cuando superas el callarte y logras contarlo a alguien, que esperas la receta mágica que te libre de lo que te duele, que te anime y te ponga en movimiento perfecto para conseguir lo que quieres... es como si conectaras un ventilador que deshiciera la niebla.


Y normalmente cuando se trata de desencuentros entre dos personas, siempre recomiendan, recomendamos hablarlo con la parte contratante de la segunda parte. Ya sabemos todos que la falta de comunicación es el cáncer que con más eficacia está matando nuestra sociedad, pero qué difícil nos resulta hablar de lo que llevamos dentro, es más, creo que cuanto más mayor te haces, más cuesta. Ya medimos las palabras con cautela, porque llevamos a la espalda más de un arañazo cuanto menos, por abrir la boca mal y a destiempo.

Lo peor para mí, lo que me desespera es la impotencia de ver cómo se repiten los mismos patrones de conducta una y otra vez, el tímido no habla y el charlatán se pasa, a uno le dices cállate, a otro habla.. saca lo que tienes dentro, lo que me dices a mí, pero nada, no sirve de nada y el tiempo pasa y las oportunidades se suceden pero nada cambia.


Tengo una amiga que para mí tiene todos los records en callarse, yo creí que yo aguantaba lo inaguantable pero que va, tan solo un poco más que otras personas y mucho muchísimo menos que otras muchas. De mis labios, siempre las mimas palabras, dilo, no te calles lo que tienes dentro, porque ya ha sido demasiado tiempo, demasiadas situaciones erróneas y malinterpretadas, demasiado simplemente. Y su respuesta siempre igual, lo voy a hacer, lo voy a hacer... claro, le digo, eres capaz de hacerlo, pero cuando ves que la situación se repite en el tiempo una y otra vez y que las excusas nacen como si fueran champiñones, tu ímpetu y tu fe se debilitan aunque no la cantinela que crees correcta.


Estos son los hechos.. iba a verle... decirle como tantas veces que se han visto, lo que sentía ante todo lo que les sucedía, algo que él ni sospechaba (pa mi que es tonto del culo si no lo veía claro cristalino) o eso pensaba ella y de repente y no sabes muy bien algo ocurre, algo se desata como si ya no importara quien gana o pierde o las consecuencias que pueden traer tus actos; no sé si eso es desesperación o agotamiento, no lo sé, pero sucede, a todos nos sucede.


Iba a verla el sábado, habíamos quedado y el vienes me llamó desencajada, no podía hablar... la voz de hito en hito.. ya me contaría, de momento quería estar sola. Y yo esperé temiéndome lo de siempre, un dolor más en su corazón y en el mío, porque es mi amiga.

Hoy me ha llamado, me ha dicho como estalló, como el miedo a las reprimendas de sus amigos, a sentir que nos fallaba, a sentir que incluso podía perdernos le dio fuerzas para hablar y soltar lo que llevaba dentro. Allí se plantó desgranando sus sentimientos, verbalizándolos al principio torpemente, como un jugador con todas sus apuestas hechas y sin fondos para otra mano. Sólo tenía una pareja pero esa vez fue suficiente, porque era de ases.

Cuando me lo contaba me alegré y apenas he podido salir de mi asombro, lo había hecho, pero poniéndome en su lugar no he dejado de preguntarme, si en su pellejo yo hubiera sido tan valiente, si lo he sido alguna vez. Da que pensar. Aunque me alegro infinito y me siento muy orgullosa de ella, da que pensar. Es tremendamente fácil errar en cabeza ajena.. pero jugársela así, tal vez nos anima a, unas veces seguir hablando, porque parece que al menos en este caso ha tenido unas maravillosas consecuencias, otras a callarte y pensar si todo eso que sale por tu boca con tanta facilidad serías tú capaz de realizarlo.