jueves, enero 26, 2006

Viaje a Decrepilandia. (Primera parte, los antecedentes)

Todo comenzó el jueves de la semana pasada, era el cumple de mi padre y para celebrarlo nos fuimos con un amigo suyo a tomar una cañita. Era la hora de comer y como no queríamos que mi madre nos regañara por llegar sin hambre, pero a la vez queríamos invitarle al amigo de mi padre a algo y aprovechando que estábamos en un bar marisquero por excelencia, pues se me ocurrió pedir media docenita de ostras, que de paso, nunca las había probado. Me parecieron sencillamente asquerosas, sin ese toque glamoroso que se supone tienen. No voy a explicar la sensación cuando pasaron por mi garganta.

Así que por la tarde me dediqué a hacer tarta de queso para la noche. Al final tras unos encontronazos varios no logramos ir a ver a Faemino y Cansado y lo cambiamos por una cena en una crepería. Mi sorpresa fue, que al pedirme unas fajitas, me las dieron envueltas en un crepe también estaban malísimas. No, no es que yo ese día tuviera el paladar tonto, es que había elegido mal, sin más.

Al día siguiente, recuerdo que mi madre hizo unas croquetas estupendas ( mi madre es la reina de las croquetas ) y comí un montón. Por la tarde y como estaba estudiando, tomé todas las chuches que se me antojaron. A eso de las 8 de la tarde me invitaron a un espectáculo de magia, que tendría lugar a las 11 de la noche. Me apetecía mucho y acepté, pero lamentaba todas las guarradas que había comido esa tarde, sentía la tripa sucia y llena y para eso solo hay un remedio, manzanilla, a ser posible un par de bolsitas. Y esa noche fiestaaaaa!!!!

Pero está vez no fue así, según pasaba el tiempo el estómago me dolía más y más, sentía todo como si fuera un globo muy hinchado, si presionaba en cualquier parte me dolía y la manzanilla no hacía nada esta vez. Decidí meterme los dedos y terminar con aquello y la verdad, no se si fue la mejor idea que pudo ocurrírseme, porque empezar empecé, pero luego no podía parar y así me tiré durante más de dos horas. No toleraba nada, ningún liquido o sólido aguantaba mas de diez minutos en mi estómago, momento en el cual iniciaba las carreras al baño. Asi que y de la mano de mi santo y nunca bien ponderado padre me fui al hospital clínico.

Tengo que agradecer la amabilidad del taxista que contempló como un minuto antes de subir a su coche vomitaba en plena calle y aun así me permitió subir Gracias a Dios que el buen hombre llevaba una bolsa y por tanto su medio de trabajo permaneció inmaculado.

Todo esto, han sido los antecedentes, la verdadera aventura comienza a partir de aquí.

4 comentarios:

Anonymous Anónimo ha dicho...

vaya panorama!!
espero que por lo menos no sea algo definitivo, como cuando ya no puedes volver a comer marisco, pongo por caso
venga, ya estoy esperando la continuación

jueves, enero 26, 2006 7:00:00 p. m.  
Blogger Mayte ha dicho...

Pues vaya tema! ayer también enfermo de la barriga...alguien que quiero un montón...espero que estes mejor y ya nos contarás!

Bikos-.

jueves, enero 26, 2006 9:55:00 p. m.  
Anonymous Anónimo ha dicho...

Uy, que me temo que las ostras tienen mucho que ver... :-(... Uy, ya nos contarás... Cuídate mucho!

viernes, enero 27, 2006 3:38:00 p. m.  
Anonymous Anónimo ha dicho...

Pos si, pasados unos dias de dieta blanda, me encuentro mejor y más delgada :) que no hay mal que por bien no venga. Pero mi "enfermedad", no es lo importante de este post. Estoy escribiendo la segunda parte. Gracias a todos por vuestros mensajes :). Con tanto mimo da gusto ponerse enferma.

viernes, enero 27, 2006 5:06:00 p. m.  

Publicar un comentario

Suscribirse a Enviar comentarios [Atom]

<< Inicio