El uniforme de Calvin Klein: Pescando en Pijolandia
Jopes, lo siento... pero entre cursos, auditorías y alguien de mi familia en el hospital no he tenido ni tiempo de rascarme. Al del hospital ya le han dado el alta, mi auditoría acaba mañana y los cursos este finde, sí, este finde tengo todos los días de curso hasta las 4 de la tarde, desde las 9 de la mañana... No hace falta que me digáis nada... ya me lo digo yo solita...
Y entonces...
Con el chico cogido del brazo fuimos para el coche... mis friends, devolviéndonos la broma en plan... bueno no sé por qué sospechamos que os queréis sentar detrás vosotros solos no?? A ver que va a pasar por ahí detras...
Y yo me decía a mí misma, Anita guarda la compostura, que no se te note, tú indiferente. Porque, eso era lo que nos decían nuestras madres que debíamos hacer con un chico ¿no? Siempre dignas, que nunca se nos viera dominadas por nuestras bajas pasiones. Y juro que yo las tenía más abajo de mi ombligo, pero todas juntas.
En el coche nos sentamos muy educadamente guardando las distancias. Veía a mis pasiones subir como burbujas y explotar en el aire plof, plof, plof... disipándose una tras otra, mis nervios a punto de estallar... Vamos que me tocan en ese momento y muerdo...
Y aterrizamos en uno de los sitios chics y pijos que hay en Madrid, con aparcacoches, matones en la puerta y todo todo muy emperifollao. Menos mal que el negro riguroso queda bien casi en cualquier ocasión.
Humo, ruido a más no poder, gomina, mechas rubias, extensiones capilares, lagartos, banderas múltiples, ositos y medusas eran lo que por allí había. Mucha gente, poco espacio. Nos recolocamos en un rincón al lado de la barra para pedir y en cuanto tuvieron los cubatas, los otros dos dijeron... hala vamos a hacer turismo... ahí os quedáis. ¿¿Verdad que suena a encerrona?? Para entablar conversación nos dedicamos al deporte nacional.. el despelleje. Que si mira esas son lesbis, que si fijate ese viste como Arturo Fernandez, con pañolito en la blazer y todo. Y de repente me dice: Me da asco esta gente... Y eso? Le pregunté... y me respondió que no entendía de que iban todos estos, aquí, luciendo modelito y mirando al mundo por encima del hombro, la mayoría hijos de papá... Como soy medio abogada del diablo, le contesté que en general estaba de acuerdo con él, pero que también mucha gente venía aquí directamente desde el trabajo, y es que la imagen y las relaciones sociales venden.
No te digo que no, me dijo, pero a estos me los llevaba yo a pescar a ver de qué les servía tanta pose y es que hago pesca submarina y buceo y... Y yo pensé Dios mio es Rambo o McGiver....Pues sí, resultó que era una encerrona... y de qué especie.
Que conversación tan oportuna me decía yo para mí.. ahora hablaremos de la levedad del ser, las aspiraciones humanas, Confucio y el budismo zen. Y es que a cualquiera que se le diga.. un chico, una chica solos y juntos, viernes por la noche garito ad hoc y ná de ná...se parte de risa, fijo. Le gustaré o no le gustaré deshojaba yo la margarita, para que luego digan que las chicas somos difíciles de entender y que los chicos sólo piensan en una cosa... y yo lo veía claro, este chico solo pensaba en pescar. ¿Sería gay?
Así que mientras medio le escuchaba, medio adormilaba y respondía con monosílabos me dediqué a mirar al personal. Mis ojos se encontraron con los de otra chica, que miraba embobada al hiperwapisimo. Se dio cuenta que la miraba y ni corta ni perezosa me devolvió la mirada con asombro, mientras hacía un gesto con la mano como diciendo y ese tío de ¿dónde ha salido?? Y yo sonreí condescendiente (soberbia again) mientras pensaba que encima la pobre me tendría envidia y este muchacho me esta soltando un rollo macabeo. Hay que joderse.
De repente, sentí una mano en mi hombro, y giré la cabeza al hiperwapisimo. No me estás prestando atención, me regañó. Sí perdona, sonreí y su mano en mi hombro bajó hasta mi cintura. Y pensé ya empezamos otra vez con la sesión de microondas, así que volví a sonreír medio resignada, medio divertida, mientras él volvía a ceñirme. Y ya que mis manos se sabían el camino pues las dejé apoyarse, por supuesto, en esos cuadraditos tan bien puestos. El muy cabrito me miró a los ojos, sonrió y se acercó como para darme un beso, pero en el último momento giró la cabeza hacía mi oído y algo me dijo. Como es lógico no le entendí una palabra, ni falta que me hizo, así que volví a sonreír pensando, esto ya me lo sé. Mis manos, como dice la canción en su cintura, las suyas una en la mía y la otra subiendo por mi espalda hacia mi nuca, se enredó en mi pelo y me acercó. Apenas abrí los labios y se detuvo a dos cm de mi boca; decidí que no iba a mover un sólo músculo, hasta el momento evidente. Y así hice. Supongo que no transcurrieron más de unos segundos que se me hicieron eternos y para mi sorpresa, muy muy delicadamente me dio lo que yo llamo un beso tentativa, un beso que pedía permiso sin tratar de ofender. Ya estábamos tan pegados que no había espacio entre nosotros, calor contra calor y yo ardiendo. Me miró a los ojos y mi mano subió hasta su mejilla y de allí a su oreja para deslizarme hasta su nuca. Esta vez le atraje yo.
P.D: Afrodita no me vuelvas a hacer eso o me va a dar un flinflarto. La melancolía me duró muy poco y supongo, puedo atribuirla al miedo y preocupación por mi familiar. Ha sido grave y muy peligroso. Pero ni en mís mejores sueños pude pensar que todo fuera tan bien. También he estado hasta las cejas de trabajo y estres con jornadas maratonianas. Ahora ya sólo queda sobrevivir al fin de semana.
Etiquetas: pescar stress y budismo zen
