Rebelión y cocktail
Cuando estaba en segundo de carrera me iba en coche a la facultad con una chica de vida progre que yo envidiaba. Su ritmo de vida interesante y de adulto, venía sufragado por un padre piloto de iberia con una nueva familia bien y una madre de tendencias alternativas, vegetariana, estudiosa de las energías etc etc.
Mi padre me preguntó ayer por la evolución de Rocío Jurado y lo que yo le dije es que esa mujer ( al margen de mis simpatías o no) le está echando un coraje tremendo, si no se rinde podrá con ello. Mi padre me miró extrañado, ¿al cáncer se le puede vencer si no te rindes (soy un poco el médico de mi familia por mis estudios) tu crees que al cáncer se le puede vencer así?. Y afirmé rotundamente. No se si me creyó mucho
Hoy estoy un poco de mal humor, arrastrándolo desde la semana pasada, aunque os agradezco infinito los ánimos. O eso, o será que los comienzos de semana me deprimen, porque después de escribir aquel post, me fui de compras como regalo a un pensamiento infinito que tuve: Harta de todo ( un poco como hoy ) imaginé un lugar donde me gustaría estar, cual no sería mi sorpresa cuando en mi cabeza se dibujó mi salón, el de mi casa y esa identificación de mi refugio de manera inconsciente, tenía que ser premiada, ¡que buen augurio!, y he pasado una semana agradable incluso, invité a unos amigos a cenar a mi casa y a pesar de que siempre me estreso cocinando salí airosa, muy airosa de hecho.
Pero hoy, será que es lunes... no sé. Pero le decía a una compañera a la hora de comer, a su pregunta de si me pasaba algo, que no tenía muy claro que hacer, que por un momento, me gustaría mandarlo todo a la M, necesitaré vacaciones.
Y así seguí después de comer, medio en llanto, apática, harta, aburrida de las mismas guerras y en un instante supe, supe que cuando los enfermos se dejan ir y la muerte les captura tienen esta misma sensación.
Todo lo que he escrito en los párrafos anteriores me ha pasado por la mente en un instante y cuando he vuelto a la realidad, me he dado cuenta de que estaba conteniendo la respiración.
Ha sido algo raro, ha sido como si estuviera haciendo fuerza para doblar una palanca con todas mis fuerzas y lo lograse, esa era mi sensación, pero simplemente me he puesto los cascos y le he dado al reproductor de música al tiempo que me concentraba en una consulta a una base de datos que me traía frita. Diez minutos después estaba encargándole trabajo a todo el mundo porque se me acababa de ocurrir una idea estupenda.