martes, febrero 16, 2010

UN SUEÑO O COSAS QUE PASAN

Siempre que viajo en tren me pongo soñadora, esperando que a mi lado se siente un... digamos galán a lo Clark Gable que me ilumine con su sonrisa socarrona. Nunca me ha sucedido y cuando esa vez me dirigí a mi asiento comprobé que enfrente, tampoco tenía esta vez a mi soñado. En su lugar había un par de chicos con aspecto noble y pelo bien cortado, jovencitos.. bueno comparándolos conmigo, unos 7 u 8 años menos. Llegué sonreí, dije un hola al tiempo que tiraba mi bolso y el libro en mi asiento. Me quité el abrigo que pasé a desparramar y con una mano me dispuse a levantar mi enoooorme maleta, que por supuesto estaba medio vacía.. nunca se sabe cuando una chica va a ir de compras.


Logré levantarla al vuelo hasta el brazo del asiento apoyándola sobre él ̶ Espera que te ayudo ̶ dijo una voz. Uno de los chicos, el más atractivo se levantó rápidamente porque yo ya iba a lanzar la maleta.. ̶ Gracias, no pesa ̶ pero sus manos ya la levantaban para colocarla sobre el porta allí arriba, tomé asiento sintiéndome observada y otro pasajero vino a ocupar uno de los ya ocupados asientos, así que sin mas remedio el atractivo chico se sentó a mi lado. Yo cogí mi libro y me enfrasqué hasta que vino el revisor a pedirme el billete, casi tienen que darme un codazo. Distraída le tendí uno y me replicó ̶ Señorita éste no es, me ha dado usted el de vuelta ̶ Confusa le di el bueno que apuntó en su libreta y me devolvió con una sonrisa.


̶ ¿Vuelves el domingo a las 6? ̶ Un poco sorprendida levanté la vista y afirmé con la cabeza. ̶ Nosotros también ̶ Sonreí ̶ ¿en qué coche venís?, así me ayudas con la maleta ̶ Morro por morro, el por mirar mi billete y yo devolviéndole la pelota con la misma fuerza. Captó la broma y sus ojos brillaron detrás de sus gafas mientras sonreía lentamente. ̶ No te preocupes por eso, te vamos a buscar para ayudarte ̶ Esta vez yo sonreí ampliamente, el tonteo estaba servido. Le recorrí con la mirada de arriba a abajo, era imposible que tuviera barriga por como se pegaba su camiseta al abdomen y creo que me mordí el labio imaginando sus abdominales marcados cuando se estirase. Volví a mi libro, pero no me dejaron concentrarme. ̶ Nosotros venimos todos los fines de semana, nunca te hemos visto ̶ ̶ Oh, yo vengo sólo una vez al mes, más o menos ̶ ̶ A ver al novio ̶ ̶No, no que va, no uso de eso, voy a ver a una amiga y a relajarme un poco con el mar.

Seguimos la conversación teñida de bromas en los dos sentidos.. pasado el rato y en vista de que la película era un rollo nos fuimos los tres a la cafetería donde nos tomamos un par de birras e intercambiamos teléfonos hasta que llegó la hora de despedirse.

Para el viaje siguiente, no vinieron a ayudarme a subir la maleta, pasaron dos horas y yo por mis muelas juré que no les llamaría. Me acerqué de nuevo al bar del tren pero no les encontré, así que cogí mi cerveza para llevar y me puse los cascos para ver una peli que ya había visto.

Me dieron en el hombro y una voz familiar me dijo ̶ Hola, te vienes con nosotros a nuestro vagón? Hay sitio ̶ No era él, era el otro chico. Sonreí, asentí con la cabeza y me fui siguiéndole. Allí nos esperaba el otro, repantingado sobre su asiento, sonriente. Pensé que o bien era demasiado tímido, cosa que no parecía o de los que se hacía de rogar.. le iba más ese rol.

Como al final no había sitio, decidimos irnos al bar y de nuevo él se retrasó, tenía algo que hacer. Por fin 20 minutos después apareció cuando yo, aunque me estaba divirtiendo con el otro chico, me empezaba a impacientar. La verdad es que nos lo pasamos como los indios los tres juntos, llegamos a llorar de risa. Y luego ya sí, ya me ayudó él a bajar la maleta. Me hicieron prometer que les buscaría en mi siguiente viaje... y eso hice. Miento, no tuve ni que llegar a hacerlo porque él ya se encargó de mandarme docenas de sms preguntándome a que hora y que vagón llevaba. En uno de estos, me preguntó si quedábamos algún día... jejeje. No, al final no nos logramos poner de acuerdo por cuestiones de logística y no quedamos Tampoco coincidimos en ese viaje, de nuevo mi logística era complicada, pero sí a la vuelta. Y como siempre no aparecieron a subirme la maleta. ̶ Como esperes algo de un hombre, algo llamado iniciativa, vas de culo Anita ̶ me dije y les mandé un mensaje inocuo a ambos ̶¿hola estáis en el tren? ̶ al momento llegó otro. ̶jodidos, ¿dónde estás? ̶ Por supuesto era él. Le di el numero de vagón y el de asiento y media hora después seguía sin señales de vida. ̶Esto es el colmo ̶

Otro sms... y esta vez me salió imperativo.. ̶Bueno al final no sé si estáis o no en el tren, y me quiero ir a tomar una birra, si estáis aquí como no me vengáis pronto me largo yo sola ̶ Será q a los militares lo de la voz de mando... pues a los 3 minutos vino con aire de despiste a buscarme y prestos nos fuimos al bar. Cayeron 3 cervezas y yo estaba la mar de divertida, un pelín achispada y me apetecía fumar un cigarrito.. que el alcohol trae eso.. se lo comenté y me dijo, ̶vamos al baño y nos fumamos uno.. y yo le dije estás loco?? eso me parece una falta de todo, no lo haría ̶. Aunque debo confesar que me sentía en modo gamberra. Llegamos a Atocha, se bajaron 4/5 partes del tren.. somos pocos los que llegamos hasta Chamartin. Le dije que esta vez era yo la que me iba al baño por pura necesidad fisiologica y me dijo ̶te acompaño ̶ y yo le conteste que ni loca ̶muy bien me dijo, ̶lo hacemos al revés me voy yo y luego vienes tu. Le dije un vale sonriendo medio ebria con la santa intención de quedarme en la cafetería hasta que volviera.. y tardaba lo suyo hasta que me percaté que me llamaban por teléfono lo cogí y era él... le colgué el telefono y me dirigí medio flotando al baño. Llamé a la puerta y me abrió y apenas había cerrado cuando ya nos estábamos besando, creo que nos dio tiempo a darnos algo así como tres besines apresurados y de repente llamaron a la puerta. A quien se le ocurre? el trayecto en alvia entre Atocha y Chamartin es de unos minutos escasos, no había nadie en el tren y se tienen que molestar en llamar para que salgamos... Creo que nos dio la risa.

Yo puse mi mejor pose teatral y salí del baño digna y con la cabeza bien alta.. pero me tuve que aguantar la carcajada cuando le oi comentar:


̶Lo siento... son cosas que pasan...


Lo bueno que tienen los sueños es que los modelas a tu antojo... aunque no nos engañemos, la realidad, muchas veces supera la ficción.

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