viernes, octubre 17, 2008

Llámame Gertrudis, Doña Gertrudis Señorita Pelona



Quién soy yo para prohibir a nadie la entrada... sus hijos ya estaban frente al féretro envolviéndola en un círculo de llantos y desesperación... porque no hay esperanza en ese momento. La gente se acercaba a besarla... me preguntaba a mi misma si los animales besan a sus muertos, yo también lo hice y acaricie su helado rostro.

Después la iglesia, repleta... pasamos a los bancos de delante y otra vez me vi bloqueando la entrada a los que yo entendía por afán de protagonismo no nos dejaban estar juntos. Ira en un lugar sagrado y me dijeron no, tu pasa más delante y allí me colocaron junto con mi hermano y mi cuasi hermana, en primera fila... las bienaventuranzas y luego cubrirla con flores y cemento.

Ya estaba, ya no volveré a oír su voz guasona cuando me decía hola señoriiita (sí, alargando la i) has venido a verme Doña Gertrudis, a ver si te quitas los pelos de la cara so pelona, que no se te ven los ojos. Y yo le respondía, tía más aún... si tengo cuatro.

Me mesaba los cabellos haciéndome una coleta imaginaria, ¿ves así qué hermosa estás?? porque en mi pueblo no estás guapa, estás hermosa, (como las vacas). Y siempre tenía una cocacola para mí, que yo me tomaba incluso cuando no me apetecía, siempre siempre me invitaba a comer cuando iba a su casa y yo rehusaba la mayoría, lo daba todo sin alardes, era feliz haciéndolo.

Mea culpa, por no haberle sabido expresar todo el cariño que le tenía. Mea culpa, por no ser consciente de lo que la quería y no habérselo hecho saber, quizás le habría dado algo más de calor contra el frío que la iba inundando, contra la desgana y las ganas de irse... cómo decía su hija. Soy culpable de estar encerrada en mí misma y mis tontunas y no darme cuenta de que mi propia familia era quien más me necesitaba, pero yo no percibía esa necesidad o no la vi. Y aunque la he defendido a capa y espada, incluso delante de lazos más cercanos que ella, creo que eso no sirvió para ver mi cariño, sino al contrario, se fijó más en las desavenencias con los otros. Cada dato nuevo que recibo es un dolor en mi alma, una oportunidad perdida para haberla ayudado. Mea culpa por no preocuparme. Hoy he hablado con mi padre... me dice que me refresque, que no me torture pensando en lo que ya no tiene remedio y tiene razón.

Mi relación con mi padre es muy especial, o bueno, a mí me lo parece, supongo que le quiero tanto que más que por la realidad, deseo que sea así. Me comentaba hace un momento que mi tía se había ido deteriorando mucho este año, que no sólo no se cuidaba, sino que se debilitó por una mala alimentación... unas dietas de esas absurdas... más puñales en mi espalda, se supone que soy la especialista de mi familia en esos menesteres....Se me parte el corazón sólo de pensarlo, aunque tal vez ella ni lo sabía... nadie en mi familia entiende muy bien mi carrera, esa que no ejerzo.

Hablando con mi padre le comentaba que no entendía su deseo de no vivir, la importancia que tiene para sus hijos y para sus nietos, cómo no podía verlo...y le he preguntado a él si él lo sentía, la que tiene para nosotros...y me ha dicho que sí, es más, le he dicho que él es vital, para mí, para mi hermano, para sus hermanos... que comparada con él yo no pinto nada en la familia y es cierto... me causa admiración ver lo necesario que es mi padre entre los nuestros.

Mientras escribo esto he hablado con su hija, mi prima, me ha dicho que agradeció mucho mi presencia en el duelo, que se sintió muy acompañada, hemos llorado al teléfono y no es masoquismo, es compartir... aunque sea algo tan triste como el dolor. Creo que mí tía me ha mandado un mensaje claro, por ella ya no puedo hacer nada, ya no está entre nosotros... pero sí por su hija, y este pensamiento y las palabras de mi prima me han ayudado mucho... que ya estaba yo por irme a las misiones.

Hasta siempre querida. Nunca pude, ni pudiste sospechar, cuanto te quería. Cuanto te voy a echar de menos y hasta que punto, y precisamente ahora, vas a ser ejemplo. Te quiero, te quiero mucho.

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Llámame Gertrudis, Doña Gertrudis
Señorita Pelona ... 2

No me lo creo, no me lo quiero creer... ha sido todo tan repentino que parece una pesadilla, mi tío llora y se queja de la mala suerte. Busco a mi padre con la mirada, está dentro de la casa y me arrojo en sus brazos para llorar con él, sé que si no lo hago el contendrá las lágrimas en sus ojos arrasados.
Me come la impotencia... quiero hacer algo, algo útil porque me siento estúpida... pienso en el novio de mi prima y en su bebé que estarán en la casa, solos. Voy a verles digo.. y mientras guardo el coche en el garaje mi tía desaparece y se adelanta. Me mosqueo porque pienso que a ella siempre le ha importado poco su familia política y aunque tal vez soy injusta, creo que va a hacer un poco el papel, es evidente, no estoy en buenas relaciones con la que mucho tiempo quise como si fuera mi madre. Llegamos casi a la vez y poco hacemos para consolar a ese extranjero que al menos en mi corazón se ha ganado un sitio, sólo estar allí. La gente se empieza a reunir con nosotros... toda la calle está conmocionada y vienen a preguntarnos.. su curiosidad me parece morbosa y me da asco... mi pensamiento es recurrente... mi padre. Voy para mi casa.. todos vivimos en la misma calle, son sólo unos metros y mientras me dirijo allí de una puerta sale mi amiga del pueblo.

En los pueblos cuando algo así pasa todo el mundo sale a la calle. Me mira pero no me ve, mira a otra dirección y en el mismo momento que la llamo volvía la cabeza... Ana... pero qué ha pasado. Creo que estallé en un llanto histérico y me pasó a su casa, ya me preparaba una tila, no sé ni lo que dije porque no paraba de llorar... llegó su madre y puso su mano en mi hombro... Vi que venía su padre y cubrí mi rostro con las manos, el señor a quien sus hijas llaman de usted, me hizo una caricia en el pelo. Llegó su hermana... Ana, lo que necesites... quédate a dormir esta noche si no quieres dormir sola... lo que necesites aquí estamos.
Sé que lo decían de verdad y me sentí acompañada... me sentía mal porque la gente se preocupara por mí, al fin y al cabo yo soy sólo su sobrina, una de las tres que tiene. Y yo lo que deseaba es que a la gente le doliera su muerte... no mi pérdida, que la echaran de menos a ella, no que se afligieran por mi pena. No sé ni cuanto tiempo estuve allí, aunque imagino que la tila me ayudó. Luego no sé muy bien a qué fui a casa de mi prima, allí mi otra prima y sus hijas lloraban desconsoladas.. aproveché para robar una foto, para escanearla, apenas tenemos fotos de ella... me volví con mi padre mientras le indicábamos a mi hermano al otro lado del país que no viniera esa noche conduciendo... Todo lo demás fue muy rápido apenas llegamos a casa, nos llamaron... ya estaban aquí. Fuimos a la sala a verla antes de que la pusieran en ese escaparate... todo había sido tan rápido que parecía dormida, pero me impresionó el tono amarillo de su rostro y lo fría que ya estaba. Abrazos de todos los lados y lágrimas desatadas...ya llegaba la gente al tanatorio... supongo que verían el coche fúnebre o a nosotros salir en los coches.

Durante esa noche los regañados nos abrazamos, compartimos agua de la misma botella, yo no hacía más que dar besos a desconocidos que me daban el pésame mientras, su hija y yo nos mirábamos como diciendo... por qué no se van todos éstos de aquí. Me molesta mucho que la gente se ponga a hablar de cualquier cosa en los duelos.. incluso de vez en cuando se oyen carcajadas... no lo soporto. Prefería los antiguos donde las beatas rezaban y todos nos uníamos en plegarias por su alma.

Su hija, su nuera y yo charlábamos en voz queda mientras pasaban las horas. Quería irse decía su hija... quería irse con su madre y su padre... ella no era feliz aquí y tal vez sólo el nacimiento de mi hijo ha traído algo de alegría. No se cuidaba apuntaba su nuera... cuando tu estabas en el extranjero, le hice unos análisis...bajo mi responsabilidad porque le daba miedo que la sacaran algo malo... hipertensión, colesterol disparado y una diabetes que no se cuidaba en absoluto. Yo oía esos datos atontada... parece que le ha dado más de un microinfarto y no lo ha dicho a nadie... Dicen que en uno de los paseos matutinos que se daba con mi padre incluso se mareó... yo ignoraba todo eso. A veces en las familias se guardan secretos tontos... aunque sea en la mía que parece que estamos muy unidos, ocurre que nos complicamos la vida con rencores, enfados y estupideces por dinero, dignidad u orgullo...

Escuchaba esas palabras con culpa en el pecho mientras el tiempo transcurría inexorable. Se dice que los duelos son una chorrada, un estar en una sala contemplando un cuerpo sin vida, el morbo de la muerte...
Yo sólo quería estar con mi tía en los últimos momentos que vería su rostro.. ya sin vida. Si hay un espíritu, si hay vida después de esta vida, que supiera que en los últimos momentos la queríamos acompañar todos, porque nos costaba separarnos aun de su cadáver, donde unas horas antes latía un corazón afectuoso y cálido para los suyos...

Llegaba la hora... corrieron las cortinas y nos preparamos para encerrarla en su perpetuo silencio. La gente se agolpaba en la puerta queriendo entrar, entramos la familia cercana, yo entré la última y una multitud de curiosos violaba nuestra intimidad. Me volví con violencia mal contenida hacia ellos, llamé a los que sabía que la apreciaban y a los que por derechos de sangre debían estar allí. Eche a los niños, no les dejé entrar y me cuadré en la puerta como Cerbero, y en ese momento me pregunté a mi misma, qué estoy haciendo?

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jueves, octubre 16, 2008

Llámame Gertrudis, Doña Gertrudis Señorita Pelona ... 1


Han pasado tres días. El lunes empezó, como cualquier lunes, viendo como las horas iban cayendo en el trabajo... movidas y más movidas, reuniones para justificar y debatir hora tras hora, tiempo perdido. Comí y nada me hacía sospechar que se acercaba uno de los mazazos más grandes recibidos desde hace muchos años.

A las tres y media me llamó mi padre... a mí tía se la habían llevado al hospital y no tenía noticias.
Sus imágenes y su voz pasaban por mi cabeza a toda velocidad, mientras mi padre me hablaba; un dolor en el pecho y en la espalda... me tensé inmediatamente. Ella, una mujer grande, muy alta para su generación de ojos cuasi verdes y labios nunca definidos, con un herpes perpetuo que nunca se curaba del todo. Viuda desde más de 22 años. Su vida, la que recuerdo desde que tengo uso de razón triste y complicada, un bestia por marido y el apoyo incondicional de sus padres, que fueron su pilar principal. Ella quería mucho a su familia, nos quería a todos, con la bondad de la gente buena, de los mansos que a veces sacaban el genio para defender a los suyos sorprendiendo por su arrojo y envergadura.

Tres llamadas, y hablo con su hija que me responde entre lágrimas, que está muy mal, que le ha dado un principio de infarto y que al traducir el lenguaje de mi tierra entiendo que tiene obstrucción coronaria. Dos visitas a mis jefes, tres cigarrillos y a los 20 minutos marcho a mi casa a preparar la maleta y salir corriendo.

Una hora después me entero que la han trasladado de hospital, porque en la Maestranza no hay camas, adivinad por qué llaman a ese hospital la Maestranza. Hago la maleta y meto de todo, hasta ropas negras para el tiempo que sea necesario y en mi nuevo espíritu de orden intento dejar las cosas en casa en buen estado, la ropa tendida. Salgo y me pierdo en el atasco de Madrid, dirección Toledo, el manos libres empieza a hablar, que está en la uvi de cardiología y que no dejan entrar a nadie, solo apenas media hora, que está bien, que está muy grave pero que ha merendado y han hablado con ella. Me tranquilizo.

Llego a mi pueblo y me encuentro a mi padre barriendo, medio sonámbulo, con la mirada perdida y sin expresión, me mira con miedo, estoy tranquila, preparamos los detalles para ir a verla el día siguiente, él temiéndose lo peor, no le hago caso, porque mi padre es muy agonías y en ese momento mi teléfono suena de nuevo, una voz desgarrada en lágrimas me dice que ha empeorado mucho.

Nos vamos a Toledo inmediatamente, le digo a mi padre, cámbiate y voy a echar gasolina mientras, dos llamadas alertando a mis tíos y diciéndoles que si quieren venir que se preparen, que en cuanto vuelva de echar gasolina nos vamos y no espero a nadie. Mi vena marcial está en su punto álgido. Mi madre... se había ido a andar y no estaba, la cojo por el camino pienso. En el trayecto a la gasolinera me encuentro con adolescentes con motos y otros que fardan de coche... van a paso de tortuga para que los observen, juro en árabe en el coche y hago rugir el motor advirtiéndoles que tengo prisa. Echo gasolina y vuelvo corriendo, creo que me he dejado los bajos en algún badén de esos. Bajo del coche, veo a mi madre que llega, cámbiate le ordeno... mi madre también sonámbula. Sale mi otra tía de mi casa, ya está lista y me pregunta: pero qué noticias tienes...y le digo que ha empeorado que nos vamos, monta al coche si quieres y si no me voy.. y con serenidad me dice ha llamado mi hijo, que ha fallecido.... y les digo.. no, es un error, a mi no me han avisado, solo me han dicho que está peor y me piden que llame para confirmar, cuando voy por mi móvil veo una llamada perdida... debió ser mientras echaba gasolina. Me baja el miedo, llamo y su hijo con voz pausada me dice no vengáis... por qué le pregunto, porque nos la llevamos para allá, acaba de fallecer. Levanto los ojos y me encuentro con los de los demás expectantes, niego con la cabeza mientras me caen las lágrimas. Ya no nos vamos.

martes, octubre 07, 2008

Acto de Contrición


Llega un momento que te cansas de tanto regodearte en el dolor, de ver a tu alrededor sólo nada, porque nada tiene sentido y en realidad no miras, pasas la vista de manera distraida, pues tus ojos sólo quieren ver una cosa, tu cerebro no es capaz de procesar, porque tu voluntad está anulada, no existe y entonces, sucede que a veces sale una brizna de espiritu de supervivencia y es como si te sacudieran y desincrustaran el polvo que se ha ido depositando sobre ti mismo.

Hoy me ha sucedido al salir del trabajo, la verdad es que he rendido poco... llevo unos días con problemas para concentrarme... no, ni siquiera me extraño. Pero hoy se ha dado una situación de esas que yo llamo mágicas, que sólo se dan una vez cada mucho tiempo, una conjunción divina y beneficiosa para mí que podía haber aprovechado y la he dejado pasar sin pestañear, sin alterarme ni lo más mínimo.

Cuando iba hacia el coche me ha sacudido esa brizna como un latigazo, he mirado un poco más allá de mi atontamiento... no puedo seguir así me he dicho, sin fuerza para nada, catatónica y doliente... qué estoy haciendo con mi vida... y mi compañera al verme se ha dado cuenta de que algo estaba distinto, ya no era el mismo alma en pena de estas semanas. Tengo dolor sí, pero he decidido procesarlo de otra manera esta vez.

Normalmente ante el dolor me quedo aletargada, todo va más lento no puedo dejar de pensar en la causa, siempre me pasa lo mismo, no tengo ganas de nada, la comida no me entra en el estómago y me recreo una y otra vez en la cabeza todos y cada uno de los acontecimientos que me han llevado a ese lugar arrasado. Poco a poco el dolor pasa, se amortigua un poco cada día, hasta que vuelvo a la normalidad, a reir y a ilusionarme y a ser un la chica chisposa y desastre. Si el enfado o dolor es con un hombre me desaparezco, supongo que esperando que mi ausencia le duela tanto que mueva ficha hacia mí. Que pocas veces pasa...

Hoy he agarrado esa brizna, he aceptado lo que ha sucedido, he dejado de luchar en mi cabeza, que es el sitio donde más duras se dan las batallas. Es curioso, que poco las lucho en la vida real. No puedo seguir así. Así que, he hecho un gesto simbólico y unilateral. Esta vez he alejado yo a mi hombre de tierra, para que su imagen no me haga más daño. Dicen que la nuestra es una historia inacabada, no sé que voy a hacer pero desde luego no me voy a quedar esperando a su movimiento hacia mí. Hoy le he apartado yo para seguir con mi vida. He salido de mi letargo en ese movimiento... el primero.
Después y contenta por hacerlo, me he ido al gimnasio... mis abdominales han protestado de lo lindo y he quemado según una de las máquinas suficientes calorías para tomarme por lo menos por lo menos una fanta de naraja sin sentirme culpable, porque es una bebida con gas... y con azucar... y son hidratos de carbono... incluso me he comprado unas gafas de sol nuevas, yupi yupi yeh.
He vuelto no eufórica, pero si muy satisfecha de mi misma... hasta me he permitido cenar algo en plan dieta. (no suelo cenar... a ver no soy una anorexica ni mucho menos, pero este año pasado, ha sido un caos con tanta enfermedad, me matriculé en derecho y no he dado ni un palo al agua... me apunté al gim por un año y me han declarado cliente estrella por ser la más rentable en uso frente a pago. El año pasado tenía muchos planes que se han truncado) Me he puesto con mis cosas en casa en plan marujeitor... a este paso mi casa va a estar recuperada del ciclon del verano, con 3 mochilas y seis maletas hechas y desechas en cuestión de minutos... que todo eso es lo que he parado desde que me cogí (por fin) vacaciones, sin que intervenga otra persona salvo yo. Incluso he hecho un par de llamadas para que me saquen de paseo el proximo finde

Y tan digamos alegre, aunque esa no es la expresión pues alegre no estoy, estaba yo haciendo cositas y no sonámbula frente a la tele, que al hablar con un amigo mío he hecho una de las cosas que estaba teniendo cuidado de no hacer. Ha sido un shock, que me ha bajado los humos nuevamente. Que fácil es caer en los viejos errores. No, no es eso lo que deseo, lo que me había propuesto.

En fengh shui dicen que si quieres que tu vida cambie, cambia 27 cosas en tu casa y además las estoy cambiando, porque no quiero olvidar y repetir la misma historia una y otra vez. Elprota tu comentario iba cargado de mala leche, o a mí me lo ha parecido así... durante unos segundos me he preguntado si no eras uno de los que yo llamo cadaveres en mi armario. Esas personas a las que hice daño sin intención y me lo devolvieron en forma de guantazo que yo no entendí a santo de qué venía. Mas cuando eso ha sucedido me he revuelto como un gato llevandome lo que fuera por delante por parecerme injusto. Si es así te pido disculpas por lo que haya hecho, te lo digo sinceramente. Si no... pues supongo que te agradezco la crítica, je, aunque me ha sonado tan petulante como muchas de las que yo misma he hecho con sanisísima intención. Una cucharada de mi propia medicina. Está bien probarla de vez en cuando.

Hoy no voy a decir aprendido... pero si recordado algo que aprendí y que he estado apunto de olvidar... como tantas veces me pasa. Supongo que este post, para mí es algo así como un recordatorio perpetuo y público. A ver si no olvido ni me pierdo en divagaciones absurdas, ni excusas múltiples, como hasta ahora.

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domingo, octubre 05, 2008

Muerte de un sueño





Nunca se entiende un sueño
más que cuando se quiere a un ser humano
despacio, muy despacio
y sin mucha esperanza.

Por ti he sabido yo cómo era el rostro
de un sueño: sólo ojos.

Por ti he cogido a un sueño de las manos.

Por ti he sabido cómo andan los sueños.
Llevan los pies desnudos
y parecen más altos todavía.

Por ti he asistido, porque lo quisiste,
al morirse de un sueño.
Poco a poco se muere
como agoniza el campo en el regazo
crepuscular, por orden de la altura.

Y por ti he visto lo que nunca viera:
el cadáver de un sueño.
Lo veo, día a día, al levantarme, aquí, en mi cara.



He copiado estos versos a Salinas, mi favorito, porque mi historia con mi hombre de agua se ha volatilizado y ahora sólo siento vacío. El es culpable, yo soy culpable, ambos lo somos y yo sólo expreso mi dolor, por él, por la pérdida de ese sueño que apenas llegó a caminar. Ha sido bueno conocerle, he aprendido cosas que no se enseñan en los libros y que de tan obvias no las percibía, este dolor es bueno... creo que va a permitirme no olvidar lo aprendido.

Qué de cosas buenas, debería estar contenta, pero no lo estoy y como si fuera masoca me torturo oyendo canciones como ésta.
Pasará, porque todo pasa y conozco la fórmula, tiempo, silencio, distancia y deporte para agotar el cuerpo y calmar la ansiedad. Es solo cuestión de espera, y mientras llevo mi mente a actividades buenas y que la mantienen ocupada. De ésta saldré mejor persona, ese será mi premio, aunque ahora se me antoje amargo. Es la muerte de un sueño que no sé cómo se hubiera transformado en realidad, seguramente no tan bello y perfecto como yo lo imaginé, es poco consuelo, aunque mi mente me dice que no es meramente eso, que tiene muchos visos de realidad. No lo sé, no lo sabremos.

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