Pulsión de Muerte
Llegaba a casa de mis padres después de las 23:15 de la noche. Ayer tuve un mal día si, y mi querido Iron, aunque sigo un poco mosca con él, dirá que soy una llorona impenitente? no importa. Creo que ya comenté alguna vez, que cuando te sientes deprimida, melancólica o algo parecido, aflora en ti la pulsión de muerte (Pulsión de muerte, postulada por Freud en 1.920, en su obra " Más allá del Principio del Placer ") o lo que viene a ser lo mismo, realizar algo insensato que a todas luces te perjudica. Cosas como emborracharte, fumar, cruzar la calle sin tomar demasiadas precauciones, o tomarte una dosis masiva de somníferos aunque no tuvieras intención de pasar al otro barrio. Es como si para quitarnos un problema nos metiéramos en otro mayor. Idiota, si, por supuesto, pero así funcionamos. Mi pulsión ayer me llevó a conducir con sueño, con mucho sueño.
Llegué sana y salva, y no cerré los ojos ni un momento, me mantuve por la derecha y no a mucha velocidad, pero no tenía seguridad en lo que hacía y reconozco que la única cosa inteligente y que recomiendo que se me ocurrió, fue quitarme los calcetines y enchufar el aire acondicionado directamente a los pies: Funciona y te espabila mucho.
Así que, pensando en las gilipolleces que se hacen cuando te levantas con el día torcido estaba yo después de aparcar, cuando al dirigirme a casa de mis padres, me percaté que la calle estaba vacía y que solo un transeúnte y yo pululábamos por ahí a esas horas. Yo iba detrás de él, y mantuve la distancia mientras le observaba. Andaba cabizbajo, encorvado y medio tambaleante. Me dio la sensación de que estaba borracho?Lo que me faltaba. Para mi malestar me dí cuenta de que el tipo se frenaba, pero yo también reduje la marcha, iba hablando por teléfono, se supone, aunque no se la de estupideces que pude decir, porque estaba más pendiente del borracho que de mi interlocutor.
Para terminar de tensarme se paró en el portal de mis padres y abrió la puerta. Yo también me introduje silenciosa ( le había pedido un momento a mi amigo) justo antes de que esta se cerrase. Yo le seguía con al menos cuatro metros de distancia y una llave agarrada para usar como objeto punzante ( la de pelis que he visto ).
El tio subía las escaleras trastabillándose ( hay como 12 hasta llegar al ascensor ) y se echó mano al bolsillo de atrás levantándose al hacerlo la rebeca que le cubría sus posaderas y mostrando para mi terror más absoluto una cartuchera con una pistola.
Todo sucedió muy rápido, las escenas de mujeres muertas y violadas se apareció en mi cabeza, como si estuviera viendo csi, y mientras yo pensaba esto y mientras el cogía las llaves, se que se percató de mi presencia por el rabillo del ojo.
No podía esconderme y dar la vuelta, me había visto y lo primero que se vino a mi cabeza fue hablar con él, por aquello de que si consiguen verte como a una persona reduces riesgo de agresión. (Deducción basada en el relato de Javier el asesino del juego de rol y de cómo no mató a un chaval en la parada de autobús porque les empezó a hablar y ya les dio mal rollo matarle).
Me esperó hasta que yo llegué al ascensor, manteniendo la puerta abierta, no se ni como lo hice, pero le dediqué mi mayor sonrisa colgate. Cuando le miré, si cabe, me entró más miedo en el cuerpo. El tipo tenía un rostro extraño, como si llevara perpetuamente una mueca, pero lo que más me espeluznó fueron los ojos inyectados en sangre y las marcadísimas ojeras que gastaba. Sonreí y miré al suelo simulando timidez ( tu te crees a mi edad ) para no mirarle a la cara porque pensé que percataría de mi miedo y desagrado.
¿A que piso vas? Me preguntó
Al quinto, contesté intentando sonreír. Yo también añadió.
Y lo tuve claro, ya no me quedó ninguna duda, lo que no entiendo es como no me lo hice encima en ese momento, pero pude controlar mis esfínteres.
Un sentimiento de calma trascendente me invadió, de verdad, una cosa es contarlo y otra sentirlo. Me dirigía hacia mi destino fatal, sin siquiera cuestionármelo, supongo que como los corderos van al matadero. No se por qué, pero le miré serenamente, sin odio, de frente, sin provocación ni chulería, pero tampoco sin miedo. Ni siquiera recuerdo que me latiera el corazón descontroladamente, que va. Yo era la viva imagen del dominio y de la calma.
Llegamos al quinto y me dejó salir primero, yo me dirigí inmediatamente hacia la puerta de mis padres y llevaba las llaves en la mano. No fui precipitada, metí la llave con aplomo y sin dudas en la cerradura y comencé a girar la cerradura de seguridad. Le sentí acercarse, pero no quise darme la vuelta ya estaba a unos centímetros de mí y casi sentía su calor y oía su respiración. Cuando ya tenía yo todos mis pelos de punta y ahora si me latía el corazón desbocado, oí un ruido en la cerradura de la puerta de mis vecinos, que forma ángulo recto con la de mis padres, de manera, que de juntas que están, dos personas que entren cada una en una de las casas, casi se tocan, como era nuestro caso.
Aun no había terminado de abrir la puerta de casa de mis padres, cuando me acordé de que mi vecina, alquila habitaciones y que están ocupadas por policías.
La carcajada que solté creo que aun resuena en el edificio. Mi madre me miró como diciendo, esta mujer no se cuando va a crecer y siguió viendo cuéntame ese. Yo me fui a mi habitación partida de risa y explicándole a mi amigo al teléfono lo que había pasado y es que ya me había olvidado de él y seguí riéndome mientras veía médium.
Moraleja: Mucho se dice de confiar en los instintos, pero hay que saber distinguir lo que son instintos, de lo que es la más pura y descontrolada imaginación.
Buen finde a todos.