viernes, marzo 24, 2006

¿Spa o espanto?

¿Soy una follonera?? Es posible, lo que está claro es que soy tiquismiquis protestona y cascarrabias o como se diría eufemísticamente: exigente. Sobre todo en lo que se refiere a los servicios que pago. ( me explico pq esto suena fatal ).

Hace un mes aprox., ( antes de irme a esquiar ) y ante el stress acumulado ejem, (si, poner una casa estresa mucho y no solo lo digo yo) estaba empezando a caer en una pseudodepresión de la que me curé con el ski.
Pero en aquel entonces y sin saber que hacer, habiendo llegado un punto en el que cualquier llamada telefónica que implicara que al salir del trabajo tendría que hacer cualquier gestión y por tanto, ruido y no poder quedarme en casa un rato tranquila antes de caer en cama agotada, decidí pegarme un homenaje, por aquello de que el cuídate mímate te renueva por dentro y de paso por fuera. Nos habían sobrado unos euros de las vacas de verano, y por tanto, hale, tiramos la casa por la ventana, vámonos a un supercojospa a pasar el fin de semana. Por una vez por todo lo alto, sin escaseces, sin controlar hasta la ultima pela, solo por esta vez. Y elegimos el hotel spa golf cinco estrellas de la cadena HESPERIA EN ALICANTE. Un cinco estrellas lujó... (ja!)
El hotel tiene unas infraestructuras alucinantes, pero el servicio es: LO PEOR QUE HE VISTO EN MI VIDA. SE NOTA QUE LA DIRECCION NO CONTROLA O PASA.
Racanearon en los cacharritos de aseo, nunca estaban completos, nunca para dos. Y te los servían después de pedirlos hasta tres veces.
Prometían en la publicidad que tenían wifi en las habitaciones ( trabajo en informática y eso es un reclamo ) Que no funcionaba cuando estuvimos y por lo visto tampoco en el tiempo en el que hicimos la reserva, pero claro, ¿para qué nos iban a avisar de que no podríamos contar con un servicio que publicitaban...?
El relax en el hotel... era un gimnasio más pequeño que el salón de mi casa, con 7 maquinas agrupadas y ya. Baño turco, sauna y piscina climatizada pequeñaza y abarrotada sin orden ni concierto, a ese nivel, cualquier gimnasio medianito en Madrid te da mejor servicio a menor precio.
Pero lo peor de todo fue sin duda el servicio restaurante: la cena: transcurridos 40 minutos aun no nos habían puesto la carta y ya acabamos teniendo que pedirla. Los camareros iban y venían haciendo no se que y no estaban pendientes de los clientes, solo en tenerlo todo bonito daba igual los clientes, además ni te miraban, sino que iban en plan arrogante nariz para arriba. Y si les preguntabas por el retraso te decían: perdone señora es que la cocina no me está sirviendo más rápido por tanto yo no puedo inventarme su cena. Yo fui una afortunada porque protesté pero me consta que una pareja de extranjeros les tuvieron hora y media sin servirles. Vergonzoso.
El colmo fue cuando nos trajeron el segundo plato, por supuesto a las dos horas de estar sentada en la mesa, y este era o mejor dicho no era lo que habíamos pedido, sino que se nos presenta un camarero con un solomillo frío, y mal cocinado ( en plan suela de zapato ) y dice es que no quedaba cordero así que les traigo esto... Claro, para que van a preguntar o avisar antes.
Alguna cosa más para no extenderme... en resumen, FATAL. Eso si, nos cobraron una pasta.
Salimos de allí corriendo pq teníamos prisa y sabiendo que si pedíamos una nota de reclamaciones nos íbamos a entretener muchísimo más y decididos a reclamar al llegar a Madrid,. Y eso hicimos... Nos mandaron una nota que básicamente decía. Le pedimos disculpas por las molestias y estamos trabajando por mejorar. ENGAÑO y ESTAFA.
Por supuesto que estoy dispuesta a darle publicidad a esta actuación para que nadie pase lo que yo pasé, y encima le roben el dinero. También voy a reclamar en consumo por publicidad engañosa etc, etc.

Seré lo que quieran, pero me cuesta ganarme el dinero y si lo invierto en un servicio por el que pago religiosamente, creo que puedo exigir que se cumpla lo que contrato y por ello voy a protestar. No me gustan los abusones y esto es un abuso. No se yo que le parecería al Sr. Joan Gaspart, propietario de los Hesperia que le tomaran el pelo y le robasen. Pero creo que me merezco la misma consideración y respeto que él.
Lo peor de todo es que no se me quitó el stress, al contrario. Gastarme el dinero y el tiempo en que me roben no es lo mejor para mi autoestima y el sentimiento de impotencia, tampoco.

martes, marzo 14, 2006

Montañas rusas y jarros de agua fría.

Cuando alcanzas una meta, algo que has buscado, anhelado, trabajado y por fin lo consigues, una sensación agridulce te recorre, por lo menos a mi. La parte agria: no olvidas el precio que has tenido que pagar, no se me olvidan los miedos, los llantos, la desesperación y las ganas de tirar la toalla que voy sintiendo con cada pasito Y lo que queda es un "lo he conseguido" un tanto sorprendida, "he sido capaz"

La parte dulce es aquello que has buscado, algo que imaginabas y que se hace realidad, sabías por lo que luchabas y eso es exactamente lo que has recibido, aquí lo tienes disfrútalo porque es tuyo y para eso te lo has ganado.

Lograr algo, a veces, es un mal necesario y entonces, todo esto no pasa, sino que sabes que "has cumplido con tu deber". Pero cuando es algo voluntario, que tu decides, tras el primer momento en el que tomas consciencia de la situación, la euforia, la satisfacción te acompañan un tiempo mayor o menor dependiendo de la importancia para ti de tu logro.

La semana pasada estaba triste, inmóvil sin ánimo ni fuerzas. También sabía que era algo pasajero. Y por eso decidí darme un gustazo. Me he ido a esquiar este fin de semana.(Paco... no tengo palabras de agradecimiento, ha ido todo muy bien y tu también eres culpable) Tengo que decir que apenas se esquiar un poco, que soy la reina de la cuña ( esto es, me resisto a soltarla para llegar al paralelo). Pero lo de bajar por una pendiente con más miedo que vergüenza y ver que no te caes, se me antoja un poco como el día a día, como la vida misma. Te puedes llegar a despeñar, matarte, hacerte daño o asustarte tanto que te quedas inmóvil en el sitio, sin avanzar, sin llegar a la meta.

Caerte, levantarte a duras penas, colocarte de nuevo para seguir bajando, recuperarte del dolor y del miedo... Y lo he conseguido, me he deslizado por variadas y diferentes pendientes y no me he matado y cuando lo fui asimilando me fui llenando de euforia.

Ahora podía comerme al mundo, podría ahorrar y volver a esquiar, esto es mejor que las vitaminas y los antidepresivos, y para volver a esquiar tendría que hacer más deporte para aguantar más y controlar más y mejor , y nadar más, y como ya me he alisado la maraña que tengo por pelo me cabrá el gorro de la pisci y podré nadar y será mejor para mi espalda y...

Me pasé tres horas en plan lechera disfrutando mi momento de gloria. Pero por la noche cuando regresaba a mi casa yo sola en el coche, autoanimandome y satisfecha por cumplir objetivos, una hija de puta, en una rotonda y mientras esperaba para incorporarme, porque ayer en Madrid había un trafico de mil demonios, me dio por detrás y me mandó al medio de la rotonda atravesada.

Afortunadamente no me pasó nada, el coche aguantó bien el empujón y solo me transmitió la sacudida.

Me bajé del coche y miré a la tipa que se había bajado antes que yo y sin siquiera preguntarme si estaba bien, se apresuró a decir: Perdóname, lo siento y creo que no te hecho nada...

Un poco aturdida, no por el dolor sino por el susto le dije lacónicamente, vamos ahí al lado para no estorbar más y miramos tranquilamente como está mi coche. Ella afirmó y se subió a su coche también. Abandoné la rotonda y me dirigí a un lateral de las salidas. Paré el coche y salí... pero no llegó nadie. La chica se había largado y yo con cara de imbecil rompí a llorar allí, más plantada que una lechuga.

Una hora después, habiendo logrado llevar al coche a un lugar decente y con abrazos de por medio y varios "cálmate que si a ti no te ha pasado nada lo del coche no importa" Fuimos a ver mi coche, efectivamente no le había ocurrido nada. Y entonces si logré empezar a calmarme.

Hoy soy consciente de muchas cosas, de que es verdad que lo importante es mi vida y no el coche, pero que no se puede evitar no ser consciente de ello porque inconscientemente sabes que estás bien y lo que te preocupa, es en este caso y en todos los demás, es lo que no controlas. Y lo que controlas pasa a un segundo plano por muy importante que sea. El consciente parece que da más importancia a cosas que no lo tienen, si las ponemos en una balanza en igualdad de condiciones. Pero así son las cosas.

Tampoco puedo dejar de pensar en de qué manera estamos un poco como una veleta, siempre girando según sople el viento, según soplen nuestras emociones. Y sobre todo y lo más importante en como tengo que volver a equilibrarme y recuperar los sueños que ayer tenía.

martes, marzo 07, 2006

Mis pequñas guerras

Hoy pongo mi fe en tirarme por una pendiente.
Llevo unos días tontorrona, le he dejado al miedo vencer la batalla, porque no tengo fuerzas para rechazarlo. Me siento sucia, impura, por mis pequeños odios, mis resentimientos, mi pereza. Es como si tuviera demasiadas cosas en la cabeza que me la estuvieran apretando y quiero saber si mañana, como hace unos años, el viento, mi amigo me hará el favor de barrer a su helada manera lo que en ese momento, yo no pude.
Estoy un poco harta de todo y no tengo demasiada ilusión, ese néctar destilado que te nace sin buscarlo. Se que es pasajero, pero es que se me pierde la paciencia cuando la busco para no saltar y preguntar si están todos locos o son tontos.Y no soporto la tontería, me enferma el drama gratuito como estrategia, me siento juez capaz de decidir lo bueno y lo malo de los demás, cuando el veredicto para mi persona es malo. Escribo esto para conjurarlo, para no dejar que me machaque una idea sin forma definida que se pueda colar por cada rendija que mi mente le deje. Escribo esto, porque tengo ganas de darle una azotaina a todo, bueno no, a mucha gente.
Veo el egoísmo, veo el tiempo que he pasado tolerándolo por la excusa de que la gente es débil y sufre que todo mejoraría cuando dejaran de sufrir menos. Pero han dejado de sufrir porque son cada vez más egoístas o tal vez ya no miran en su interior buscando su humanidad; y yo no consigo olvidar el dolor que me han causado. No consigo olvidar todas las veces que me he comido una bofetada moral fruto de palabras pronunciadas sin pensar. No consigo olvidar lo que me costó levantarme y decirme, en realidad no quieren hacerte daño, no le eches cuenta. Y así, pintaba de rosa el firmamento y me iba a dormir pensando que solo era un espejismo de mi mente. Hace unos meses sin proponérmelo, le respondí a alguien cercano a mí, que me salió con el egoísmo para justificar su comportamiento. Es lícito ser egoísta, si, pero no me pidan que aplauda el egoísmo brutal como defensa. Le dejé sin argumentos, con valentía, con una sensación que nunca tuve antes cuando hablaba con ella. Mi mente es certera cuando la emoción no la atenaza. Y de repente, fue como si hubiera abierto la caja de Pandora, como si un velo se hubiera caído de mis ojos. Todas las piezas encajaron mostrándome un patrón de comportamiento claro, no solo un producto de circunstancias y casualidades.
Sin decir nada, me he alejado, no he dado una explicación, ni un por qué, la verdad sea dicha, tampoco me lo han pedido. Pero es que no me salía, es como si se hubiera roto la comunicación, como si hablásemos en dos idiomas distintos. Y me siento injusta por ser injusta.
Así, que hoy busco con poca energía algo que barra de mi mente esas tonterías y me sitúe de verdad en el mundo en el que vivo. Que haga que me olvide de las memeces de la gente y que no les dedique ni un segundo de mi tiempo y menos cuando es para endemoniarme. Que me convenza de que la mayoría de las cosas a mi alrededor no son tan mentira como me parece. En realidad, lo que más miedo me da es que realmente sean mentira.
Se, que he roto mis patrones que llevaba meses imponiéndome y que me parecían buenos y me gustaban. Me lo siguen pareciendo pero los he postergado en pos de infinitas milicosas que han llenado mi cabeza. Tal vez solo me sienta mal, incluso creo que escribiendo esto me siento mejor. Quiero creer que solo me he apartado un poco del camino Después de publicar esto, para mi, para quien quiera leerlo, seguiré luchando. He perdido una batalla, no la guerra. Pero ahora me siento un poco triste, un poco sola, un poco perdida. Y tengo tantos o menos motivos como cualquiera para estar así. Pero así estoy. Pasará. Estoy segura.