Anamen: Il est, Houdini:
Harry Houdini 1874-1926, fue el mago más afamado de la historia, él se sentía mago, pero mundialmente y hasta nuestros días, es recordado por ser un escapista de primera, mejor dicho, el mejor escapista del mundo; lo que no sabe todo el mundo, es que su carrera de escapista empezó muy pronto, se fugó de su casa a los nueve años para meterse en un circo y hasta los 11 estuvo trabajando de cerrajero.
Pero hay muchos escapistas anónimos, gente que escapa de situaciones. ¿Por qué escapamos de las cosas? ¿Es esta la pregunta? ¿Cuantas formas de escape hay?
La primera de todas, es sin duda mirar a otro lado, es un acto reflejo, la segunda mirar sin ver, o lo que en las borracheras se diría la negación de la evidencia. La mente tiene sus propias maneras de escape, la amnesia es una de ellas, otras más drástica son la creación de mundos aparte, o sea una huida de la realidad. Pero hay ocasiones, en las que no puedes mirar a otro lado, en las que eres impotente, por potestad o por conocimientos para afrontar y solucionar una situación. Es en ese momento cuando escapas y lo haces físicamente.
Yo he sido una escapista también, anónima, pero escapista. A veces pienso q mi mente era demasiado débil Mis padres son de pueblo, mi educación y mi modo de pensar ha chocado diametralmente con ellos, especialmente con mi madre. Ella esperaba de mi que fuera una hija modelo y que conste que lo soy :), pero a mi manera y claro, ella quería que lo fuera a la suya. Y bronca todo el día, aparte de todo, su carácter es difícil, no es mala, pero es difícil de llevar y yo no he sabido hacerlo, hasta hace relativamente poco tiempo, por eso toda la vida me la he pasado huyendo físicamente de mi madre. ¿Cómo?... pues sencillo, de pequeña jugando en el parque, luego según crecía, en la biblioteca, haciendo todos los cursos inimaginables, deporte, en casa de amigas y confieso que a muchas de ellas las quemé en mi desesperación, desesperación en la que aún hoy, algunas veces caigo.
Siento frustración por todo aquello que me he perdido, por el amor que me han dado y no he sabido entender, porque a veces es como si no lo hubiera recibido y por tanto, por las carencias que ha dejado en mi persona. Por los errores que he cometido para suplirlas, por las culpas que me he autoimpuesto al no sentir ese amor. Como suele suceder, no me creía lo suficientemente buena.
Podría decir que la situación en mi casa ha mejorado, bueno, en realidad no, pero como se llevarlo lo encajo de otra manera; pero hay momentos en los que pierdo el control, me entra la desesperación y la desconfianza en mi misma, en las cosas por las que he luchado; incluso le resto valor a mis logros. Es en esos momentos, cuando mis amigos, benditos sean, acuden al rescate. Llevo años oyendo la misma salmodia. Vete de tu casa, vete, no debiste volver...
Ahora ya tengo mi propio piso, estoy casi terminando de amueblar la cocina, que me la han dado desnuda de polvo y paja. Me he gastado el dinero que no tengo, pero es mi capricho, no envidio nada de nadie, salvo unos cuantos metros más. Es mía, es mi obra.
Ahora que ya tengo casa, cuando me acude un momento malo y cuando estoy, en general con mis amigos, es cuando vuelvo a oír el sonsonete, vete, vete, vete ya, Ya no tienes excusa, vete. Incluso me fuerzan y me pisan el acelerador. Un poco si me agobian y de alguna manera me resisto.
Ellos no entienden mi resistencia, me han llegado a acusar de síndrome de Estocolmo :), pero no es así. Yo ni siquiera lo entendía hasta hace muy poco, solo era consciente de la resistencia y me sorprendía a mi misma, ¿tan idiota era? Hoy se que no es así.
No me puedo ir a mi casa como si me fugara, tengo 35 años no puedo seguir huyendo y mi casa no es el agujero donde esconderme, mi casa es lo que yo he soñado, el lugar donde dar vida a mis sueños y anhelos, como si de la cazuela para un buen guiso se tratara. No, no me puedo fugar a mi casa, quiero cuidar cada detalle, sin apresurarme, hacerlo bien. Sin pausa, pero sin prisa. Y me iré como la adulta que soy, dejando atrás las cosas malas, llevando las buenas aprendidas, me voy a un futuro limpio, como dueña y señora de mi casa, de mi destino, el que yo me forje.