Salmón Ahumado
Últimamente no me van demasiado bien las cosas, supongo que no puedo quejarme de na, pero a veces es frustrante cuando tienes demasiadas expectativas. Sí, ya se que eso es malo, es la primera lección que se aprende en la sección de psicología del cosmopolitan, pero soy humana, que le vamos a hacer, o tal vez soy divina entre humanos.. qué sé yo (momento paranoia) .
En fin, que por pitos o por flautas, mejor dicho, por guitarras electrónicas en un concierto estupendo (dicho sea de paso) no fui el famoso día de San Fermin al lugar L en la hora H y por supuesto no me he cruzado con el chico encantador en el tren (sigh!).
El burbujoso no llamó pero le llamé yo un día que estaba ligeramente ebria y afirmó que quería verme otra vez... de hecho lo ha afirmado unas cuantas veces, pero llegado el momento ese, zas! Compromiso previo y anuló lo comprometido y no ha vuelto a sugerirme cita... supongo que habrá encontrado una mejor que yo (sigh 2).
Tardo 45 minutos en el tren desde mi casa al trabajo y venía yo pensando en el comentario que me ha puesto principito hoy, ¿optimista yo?, pues na de na, y repasando los últimos acontecimientos y no meramente los amorosos, por calificarnos de alguna manera, se me ha venido el mundo encima como tantas veces me ocurre cuando voy en el tren. Y digo yo que será por el chaca cha que me relaja tanto que o me da por dormirme o por sacar lo contenido, lo escondido. Así que me he puesto a llorar como una Magdalena profesional por detrás de mis impenetrables gafas de sol.
Optimista, optimismo expectativas... pues no mucho y eso que repito que no me puedo quejar, pero aún así hay veces que se te derrumba el techo sobre tu cabeza y aunque este sea de plástico y no te cause ningún mal de trascendencia cósmica, si hace que se te inunden los ojos y te des cuenta de que solo puedes hacer una cosa: seguir.
Porque si bien si siempre andas los mismos caminos siempre llegas a los mismos lugares, quedarse parado no te lleva ningún, ningún sitio, lo único que consigues es que se te enrancien los biscotes y cuando vayas a tomar salmón ahumado, hagas una mueca de huy no, esto no es como yo lo esperaba.
Me siento mal, que le vamos a hacer, tal vez, sea el jodido síndrome, o la luna, no lo sé (hoy no sé muchas cosas me parece), pero no estoy muy católica y aunque llevo unos cuantos años dando por saco en este mundo, muchas muchas veces tengo la sensación de que acabo de llegar, pero como dice el profeta Fito, la vida es algo que hay que morder y en cada boca tiene un sabor y aún me queda media vida para encontrar la melodía.
Así que me enfrento al día de mañana, pensando que alguien o algo me tocará un poco más las narices, pero que le voy a hacer, salvo seguir, continuar y tratar de hacerlo lo mejor posible con las fuerzas que me acompañen en ese momento, más que nada porque soy así de tonta y lo mismo luego tengo remordimientos de conciencia.
En fín que he tirado los biscotes rancios a la basura y me he tostado un poco de pan blanco, un toque de mantequilla (aunque se vaya directamente al pandero ya me tocará correr y sudar) y un trozo de salmón ahumado con unas gotas de limón... ¡Que rico!
Y os dejo una cancioncilla que estoy oyendo y oyendo y oyendo, que va un poco con mi estado de ánimo, os recomiendo la letra y cantarla a voz en grito sin importar si desafináis y con una cervecita. A ver si la disfrutáis tanto como yo.