jueves, febrero 12, 2009

PARIS


Fui a París, como siempre me voy a un viaje... los días previos los paso emocionada, un poco nerviosa, justo las horas antes me invade casi la pereza, tanta logística a controlar me angustia y agota, y así estaba yo, por eso y por el hecho de que mi avión salía a unas horas indecentes, donde no están aún puestas las calles.

Dormí unas tres horas y fui comatosa a París, nos recibieron y otra vez en familia, una sensación muy similar al camino de Santiago.. Hospitalidad, hospitalidad y más hospitalidad. Y nos soltaron en esa ciudad de la luz, de amor... de todas esas cosas que me habían dicho. Seguro que es una ciudad bonita me dije a mi misma, seguro que tampoco es para tanto, pero disfrútala, observa y absorbe cada imagen, cada sonido, cada olor y abrí todos mis sentidos a los estímulos exteriores, concentrada y atenta.

Cuando hice la maleta todo el mundo me advirtió, llévate guantes y bufanda, que hace mucho frío, y fue lo primero que preparé y por supuesto, encima de mi mesa de Madrid y en perfecto orden yacían varios guantes y bufandas, pero yo no estaba en Madrid y ellos sí.

Me recibió un París frío, con ese frío húmedo que te pasa por todos los poros por mucha ropa que lleves puesta.. y lo primero dirección Montmartre, el Sagrado Corazón, (Sacré Coeur) que dicho en francés suena algo como Sacgre Querg, una basílica blanca muy bonita y detrás, la plaza donde se ponía Picasso y otros grandes a pintar, todo muy colorido, armónico, alegre... Daba buen rollo simplemente estar ahí.

Distraída andaba yo, y un insensato pintor me empezó a dibujar a pastel y cuando me quise dar cuenta ya medio había terminado, así que me dije, bueno... nunca he tenido ninguno de éstos.. pero le advertí que me dejara más guapa que en la realidad o no le pagaría.. y eso hizo, el retrato quedó chulísimo y también más guapa que en persona, y cómo lo voy a enmarcar para cuando sea vieja y arrugada, le pagué sin rechistar ni regatear la cifra que me pidió... algo escandalosa para mi bolsillo. Encontramos miles de tiendas de recuerdos y en todas ellas guantes y bufandas... (menos mal)... ahora, ya preparada como Indiana Jones, tomamos el rumbo hacia el Campo de Marte, allí nos esperaba serena La Tour Eiffel, que no es negra como yo creía, sino de un color ocre oscuro. Está en un parque donde muchos ancianos juegan a la petanca, vaya una sorpresa que me llevé. Subí, y vi la puesta de sol sobre París, cómo nacen las luces poco a poco mientras se hace la oscuridad. Increíble.

De allí a cenar en familia, donde conocí a uno de los chicos más interesantes por actitud vital que he visto en mi vida.. una pena que sea francés y esté tan lejos.

Al día siguiente Notre Dame, Saint Michelle, la Saint Chapelle, y comida en un restaurante típico sin carta en idiomas.. por tanto pedimos a ciegas. De primero una sopa de castañas calentita que me reconfortó mucho y estaba deliciosa, de segundo, algo que la chica me dijo en un mal ingles que estaba muy bueno, yo entendí que era entraña, y casi, pero casi me desmayo cuando me colocaron en un plato, lo que a mí me pareció un enorme intestino grueso poco hecho. La chica, encantadora, me rogó que no me fijara en el aspecto y que lo probase y yo pensé.. si está mal juzgar a las personas por la apariencia... lo mismo estaba haciendo yo con este pobre intestino.. (ella lo tradujo como Colon) a lo mejor era un plato delicioso... y cerrando los ojos para no verlo corté un pedazo diminuto, mientras la camarera, la encargada (y juro que casi me pareció ver a un señor con gorro blanco) esperaban mi reacción conteniendo el aliento, pero con cierto aire de seguridad, pues menudos son los franceses y lo orgullosos que están de su cocina.

No les valió de nada, las lágrimas se me escapaban mientras contenía la nausea, aquello estaba peor que olía. Así que un poco ofendidos, me trajeron un extraño trozo de carne neutra (que luego me enteré que era una carrillera asada). Eso sí, de postre quesos y un arroz con leche con el que casi lloro... pero de bueno que estaba. Después nos enteramos que era un restaurante típico de casquería... pa habernos matao.

Fue el día de la huelga general y cerraron el Musée d'Orsay (pronunciesé musee de ogsé) y el de Rodin (godán) y por tanto, como otro espectáculo más, fuimos a ver las manifestaciones que más bien parecían el carnaval de mi pueblo, mucha gente sí, pero nada de cabreados o eso fue lo que yo vi ,gente con música y pancartas, lo cierto es que aluciné un poco.


Al día siguiente batí todos los records habidos y por haber y hasta las 9 de la noche que salia mi avión vi El Louvre (le lubr) bueno... verlo lo que se dice verlo... pues la Gioconda, la Victoria de Samotracia, la Venus de Milo y todas las salas de Egipto... Horas, horas me pasaría viendo ese museo, un poco de rabia también sentí por no tener en España, al menos que yo conozca, algo que le pueda emular...Sí, joer, sí, me salió la vena cheauvinista. Vale que según los expertos El Prado, sea la mejor pinacoteca del mundo... pero a mi salvando Goya y El Greco algún Velazquez y cuatro cosas por ahí sueltas la verdad.. me aburre, tanta virgen y tantos mofletes. Por supuesto me compré un perfume, soy débil que le voy a hacer y muchas láminas para colgar... a ver si me animo y voy a la tienda.


Después , en una visita rápida vi el museo de Orsay... la quinta planta, donde están todos los impresionistas, Van Gogh Tolouse Lautrech Monet, Manet, Renoir, Sysley, Pisarro, Camille....Y juro que alguna lágrima se me cayó, me he enamorado del cuadro de la habitación de Van Gogh, decenas de fotos le hice y no había manera, no lo captaba... el flash cambiaba la imagen.... pero es tan bonito... tan azul... que te entra por los ojos.


Tres horas después estaba en el avión rumbo a Madrid de nuevo.


Que puedo decir de París, cuando me han tratado tan bien, cuando me han hecho sentir como en casa y en ocasiones aún mejor, cuando me han invitado a volver ( y prometo que lo voy a hacer) de manera sincera, bueno sí, estoy hablando de mis conocidos y no de París, pero ¿qué mejor condimento?


París es más pequeño que lo que la gente imagina, el metro es mejor el de Madrid, aunque en París pasa con más frecuencia. París es fría, pero está llena de cosas que ver, mucho se cuidan ellos, rabia otra vez, no como en España, eso me enerva. Fui a París con la idea de que iba a ver una ciudad bella, y ciertamente lo es, pero tenía claro que no iba a ser para tanto.

Me equivoqué, es para tanto y más, aunque me duela decirlo, es una ciudad para pasear sobre todo a orillas del Senna, o para recorrerlo en barco, para quedarte callada en Notre Dame, aunque mola más La Catedral de Toledo (que pa eso es la mía) para hacer mil fotos en la Saint Chapelle y sus vidrieras fantásticas, para pasarte una semana en El Louvre totalmente asombrada, para acordarte de respirar en el Orsay. Para subir a La Tour Eiffel y ver como yo vi un atardecer y para ver lo que aún me queda, que es mucho, para saborearla y paladearla lentamente como un buen plato o un buen vino.


Dalia, me acordé de ti, claro que sí. Lycans, estoy sonriendo.


Efectivamente, París bien vale una misa.. o una novena diría yo. Volveré... pronto, muy pronto.

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