Tragedia: Comida para diez con niños.
Acto final
Comprobé que era una raya hecha por un taco negro de goma, como ocurre con algunos zapatos, quien me hacía la raya horrible esa en el parquet, así que me pude tranquilizar un poco, aunque luego me tocara darle con el estropajo. Realmente no se qué tomaron los niños para postre y la verdad a esas alturas ya ni me importaba. Los padres pusieron la mesa, yo ya directamente no era persona, había sobrepasado el umbral del stress hacía rato.
Por eso ni asocié ningún pensamiento trágico cuando vi a los niños armados ( ahora sí) con plastilinas y lápices de colores. Creo que ya me daba igual todo.
Los padres me pidieron una peli disney y gracias al cielo que tengo sobrinos, porque misteriosamente apareció por allí una copia de buscando a Nemo y otra del rey león. Eligieron la primera, durmieron a la niña pequeña y la llevaron a mi habitación y durante hora y media o lo que duró la peli, pudimos estar en paz. Incluso llegué a relajarme.
Del asado no sobró nada, una ensalada cayó entera, la guarnición también se quedó tiritando y las endivias volaron. Así que supongo que la comida estaba buena y fue suficiente. He de decir q no me quedó como yo quería, pero ea, no dejaron nada apenas.
Una de las madres hizo una tarta casera que estaba de escándalo. Los postres no son mi fuerte, si me sacan de los sorbetes estoy perdida.
Tatachannn vine con un licor de hierbas comprado ad hoc, salido recien del congelador.
--Huy es que no nos gusta— Dijeron los que querían tomar licor
--Manzana verde? Melocotón? Avellana?— Sugerí sonriente
--No, no tendrás Grappa?
-- Grappa?—Abrí la boca asombrada, esa cosa imbebible que toman los italianos que tienen pelo en el pecho??? Me estaba preguntando ya en serio si me estaban vacilando o tomando el pelo—Pues no, pero tengo Bombay, Brugal, Cuty, Chivas, Emerald Jamesson, Macallan...(Se nota que soy de whisky no?)
--Hale, pues Emerald, y para mi horror cuando fui a la cocina me di cuenta que se había terminado el hielo, entre los refrescos de los niños y los cafés. En fin que se tomaron el güisqui sin hielo ni na, pero como estaba bueno, no protestaron en absoluto.
Disfrutamos de la sobremesa porque los niños se bajaron un rato a los columpios y ya enseguida les llegó la hora de irse a unos de los padres. Nos despedimos y yo pensé esto se acaba cuando uno de los niños, Pedrito de 3 años, tiró de mi pantalón y al agacharme a darle un beso me suelta.
-- Gracias por los macarrones, estaban muy ricos—Y yo claro, empecé a babear, porque fue una cosa espontánea del niño. Mi amigo del alma me certificó que se había comido todo el plato sin protestar.
Volvimos al salón y seguimos con la sobremesa, yo estaba en estado nirvánico, me había bajado ya el cansancio y no me enteraba de nada. Uno de los padres desapareció con las niñas y al rato oí un ruido continuo en la cocina. Me encontré al padre que me había fregado todas las copas y ahora estaba entretenío con la bandeja del asado ( negra, negra, negra con la grasa pegada ) me dio un corte tremendo y traté de echarle de allí cuando reparé en...
-- Donde están las niñas—pregunté inocente
-- Jugando con tu ordenador,-- me respondió el padre con toda tranquilidad. Creo que en ese instante me salieron unas 20 o 30 canas de golpe.
Mientras un sudor frío me recorría me dirigí a mi despacho aterrada y resignada a mi suerte. Y allí estaban ellas, unas mocosas de 7 y 4 años jugando con mis ordenadores, una haciendo puzzles y la otra matando marcianos como si llevara toda la vida haciéndolo. No daban nada de guerra y las vi tan quietecitas que ni siquiera me molesté cuando tiraban las palomitas al suelo mientras no quitaban los ojos de la pantalla.
Entre whisky y whisky nos dieron las 8.30 de la tarde, yo en estado semicomatoso después de que me diera el bajón. Los padres decidieron que era el momento de irse a casa y preparar la cena... ( pero que demonios más iban a comer esas niñas si llevaban toda la tarde consumiendo mis golosinas ).
Se despidieron de mi con dos regalos, dos dibujitos que ( lo confieso, soy una blanda ) adornan mi nevera: Un arco iris muy bonito y todos los nombres de los que allí estábamos con letras de todos los colores.
Conclusión:
Los padres no es que sean malos, es que los niños son unos tiranos de cohones!!, si se ponen en modo pesado o llorón no hay quien los aguante y los padres tiran de lo que sea necesario para calmarlos, no hay vergüenza, no hay pudor, es causa de fuerza mayor y estábamos en confianza. Estos niños, la mayoría eran muy pequeños y no considero que fueran malos, ( no hubo plastilina por ningún lado) ni me rompieron nada, ni agarraron rabietas tontas y ruidosas. Solo pido que todos vosotros, los que tengáis hijos, si algún día vais al pisito de soltera/o de algún amigo, sed conscientes de que no tiene hijos y que le faltaran todos los detalles de intendencia, así que traéroslos de casa. Que por supuesto podéis pedir lo que os dé la gana porque para eso hay confianza, pero pensad también que al anfitrión lo podéis volver loco y dejarlo absolutamente frustrado.
Epilogo:
Cuando se iba una de las niñas (la mayor) me agarró la mano y me dijo --ven. Y fuimos al despacho, en perfecto estado salvo por algunas palomitas por el suelo.
-- Te he dejado esto aquí—Y vi con asombro que había añadido sendos marcadores de los juegos tanto a mis favoritos como a la barra de vínculos rápidos. – Son para tenerlos la próxima vez que venga--
Ahora por la noche, cuando no puedo dormir, hago puzzles y mato marcianos.